Quirinus
Dios muy antiguo y típicamente latino, que formó una tríada con Júpiter y Marte; primitivamente era una deidad guerrera y dio su nombre a una de las siete colinas de Roma, el Quirinal, donde tenía su templo.
Ianus
Era el espíritu protector de las puertas y entradas y, por extensión, de los comienzos, por lo que con el nombre de Ianus Matutinus presidía la mañana. También cuidaba los puertos como Portunus. Se le representaba con dos caras, mirando hacia atrás y hacia adelante, al pasado y al futuro, adentro y afuera.
Dioses secundarios
Entre los dioses menores que adoraban los romanos se encontraban: Fontus, guardador de las fuentes; Consus, dios terrestre de la fertilidad, y Vertumnus, que regía la evolución del año de acuerdo con las cosechas. Entre los héroes divinizados destacaron Eneas y su hijo Ascanio, que habían hecho un largo viaje (relatado en la Eneida del poeta Virgilio) desde la destruida Troya a Roma.
Rómulo y Remo
Los mitos romanos no son muy numerosos. Fundamentalmente, tienen que ver con la fundación, desarrollo y protección de Roma por héroes cuyo origen se cree divino, o por hombres dotados de un valor extraordinario. El más destacado en este sentido es el relacionado con la creación de Roma.
Si bien la fundación de Roma se atribuye por algunos a Eneas, otra versión afirma que tuvieron que ver con eso dos hermanos gemelos: Rómulo y Remo, hijos de Rhea Silvia, sacerdotisa de Vesta, y del dios Marte.
Un tío de ellos, usurpador del trono de Alba Longa, los intentó ahogar en las aguas del río Tíber, que atraviesa Roma. Sin embargo, fueron salvados y alimentados por una loba. Cuando los hermanos crecieron, destronaron a su tío y levantaron una ciudad propia: Roma.
Cuatro meses después, y sin mujeres, durante una ceremonia religiosa, los habitantes de la ciudad raptaron a las doncellas del vecino pueblo de los sabinos. Los sabinos comenzaron una guerra para recuperar a sus mujeres, pero estas intervinieron para detenerlos, angustiadas porque en la guerra verían morir a sus esposos romanos y a sus parientes sabinos. Los contendientes las escucharon e, incluso, aceptaron formar un solo pueblo.
Dioses benévolos
Algunos textos incluyen en esta lista de las deidades olímpicas a dos dioses más, pacíficos y bienhechores de la humanidad:
Dionisio: los romanos le llamaban Baco. Era el dios del vino y la alegría, pero era también el principio masculino de la fecundación de la tierra y dispensador de todas las cosechas. Su madre era Semele y su padre Zeus. En una ocasión plantó una vid, estrujó el jugo de sus frutos e inventó así el vino.
Deméter: hija de Cronos y Rhea, llamada Ceres por los romanos, con el tiempo se convirtió en una de las diosas más importantes de los griegos. A ella se le consagraron los ritos denominados misterios de Eleusis. Las cosechas dependían absolutamente de ella y enseñó los oficios agrícolas a los hombres. Ella los sacó de su condición de cazadores, refinó sus costumbres e impuso la ley y la moral.