Según cuentan, las primitivas celebraciones del día de la madre se pueden remontar a las fiestas de la Grecia antigua en honor a Rhea, Madre de todos los dioses.
Durante el siglo XVII, Inglaterra celebraba un día llamado «Domingo de Madres» en honor a las madres Inglesas. Durante este tiempo, algunos pobres de Inglaterra trabajaban como siervos en lugares lejanos de sus casas. El «domingo de las madres» los siervos podían regresar a sus hogares para estar con sus madres. En esa festividad se preparaba una torta especial, llamada pastel de la madre y con ella se le daba un toque festivo a la celebración.
Los antecesores del siglo XIX llamaban a la celebración «Día de las madres», no «Día de la madre». El plural es muy significativo porque celebraban la extinción de los intereses e inquietudes de la mujer más allá del hogar. Conmemoraban los roles cívicos de las madres y sus servicios a la patria o la sociedad, no sus roles privados ni sus servicios personales a la familia. Las mujeres que organizaron el primer día de las madres creían que la maternidad era una fuerza política que debería ser movilizada a favor de toda la comunidad, no únicamente una expresión de un instinto fundamental que las llevó a dedicar todo su tiempo y atención a sus hijos.
En los Estados Unidos el día de la madre fue conocido primero en 1872 cuando Julia Ward Howe (compositora del himno de la batalla de la república), dedicó este día a la paz. La señora Howe organizó en un comienzo el día de la madre en Boston. Sin embargo, no sería hasta el siglo XX que esta conmemoración recibiría un carácter oficial de la mano de la profesora norteamericana Anna Jarvis.
La historia cuenta que luego de un encuentro familiar con motivo del tercer aniversario de la muerte de su madre, que había sido una activista comunitaria, Anna tuvo la idea de dedicar un día a todas las madres, y con la ayuda de sus amistades comenzó una campaña por correo para tener el apoyo de ministros influyentes, hombres de negocios y congresistas para declarar oficialmente como festivo el Día de la Madre.
Como resultado de sus esfuerzos, el primer Día de la Madre fue reconocido en una ceremonia religiosa en la Iglesia Episcopal de Grafton en West Virginia, Estados Unidos, el 10 de mayo de 1908, donde se honró a la madre de Anna Mrs. Reese Jarvis. Las flores favoritas de la señora Jarvis eran los claveles, que se utilizaron para adornar la ceremonia. Desde entonces los claveles rojos se convirtieron en el símbolo de las madres con vida, y los claveles blancos en el símbolo de las madres que ya partieron. En la iglesia de Grafton hay constancia de este hecho con una placa conmemorativa.
En 1910, esta fecha fue declarada oficial por parte del gobernador del estado de West Virginia, William Glascock. En mayo de 1914, Anna consiguió que esta fecha fuera incluida en el calendario federal de los Estados Unidos. En poco tiempo, más de 40 países adoptaron esta conmemoración.