Los huevos representan misterio, magia, fertilidad, plenitud de vida, etc. Es el símbolo universal en las celebraciones de Semana Santa a lo largo del mundo y han sido teñidos, pintados, adornados y embellecidos. Antes de que los huevos llegaran a entrelazarse cercanamente con la Semana Santa de los Cristianos, fue honorado durante muchos ritos de festivales primaverales. Los Romanos, Galos, Chinos, Egipcios y Persianos todos adoraban a los huevos como un símbolo universal. La decoración y el pintado de los huevos para Semana Santa era una costumbre en Europa durante la Edad Media.
Cada Domingo de Resurrección muchos niños reviven aquella dulce tradición de buscar los huevitos de pascua, la misma que vivieron nuestros padres y que a nuestros abuelos pareció extraña, pues ¡qué era eso de andar buscando un conejo que ponía huevos!
Pues bien, la cosa es que por efectos de la publicidad o por moda, la idea de esperar cada Domingo de Resurreción buscando los huevos de chocolates es algo que los niños no permiten pasar por alto, pero lo realmente importante es recordar el verdadero sentido de esta fecha.
La historia
Según las viejas imaginaciones fueron los huevos un símbolo de la vida y surgieron como un símbolo para asegurar la fecundidad y las buenas cosechas.
Según la concepción cristiana, durante la Semana Santa se evoca la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Es este último acontecimiento, el conocido como la Pascua de Resurrección. ¿Qué relación tiene con los huevos y los conejos de Pascua?
El origen de la Pascua se remonta al año 1513 a. C., cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto a la Tierra Prometida, acontecimiento que se celebraba cada año por tratarse de la liberación del pueblo hebreo. La tradición señala que el festejo comprendía el sacrificio de un cordero. Posteriormente y durante siete días, el pueblo hebreo comía pan sin levadura, al que llamaban pan «ázimo».
Del mismo modo, para los cristianos la Pascua es la fiesta que conmemora la resurrección de Cristo, luego de haber entregado su vida en la cruz por los pecados del mundo. Es el cordero de Dios que se ofrece en sacrificio para limpiar a los hombres del pecado.
Con el tiempo, los primeros cristianos celebraban la Pascua del Señor al mismo tiempo que los judíos, la noche de la primera luna llena, el primer mes de primavera. Sólo hasta finales del siglo IV, la celebración de la Pascua en Jerusalén se trasladó al domingo posterior a la festividad judía, celebrándose por separado el Viernes Santo y la Pascua.
Los historiadores también mencionan como origen del «Easter» la fiesta primaveral en honor a la diosa teutónica de la luz conocida como «Easter», representada con un huevo en la mano y un conejo a su lado, en señal de fertilidad.
Muchos son los posibles orígenes del conocido intercambio de huevos de chocolate el día de Pascua. Algunas historias se remontan a la Edad Media, cuando la Semana Santa era tiempo de pagar los censos, y este pago se hacía el domingo de Pascua y con huevos.
También existen registros de los siglos XVII y XVIII en las que el día de Pascua en Francia se le ofrecía al monarca cestas cargadas de huevos decorados artísticamente, como símbolo del nacimiento de una nueva vida que representa la resurrección de Cristo.