Levantado por el arquitecto italiano Joaquín Toesca y Ricci, la construcción del Palacio de La Moneda demoró 15 años (1784 a 1799).
Fue hacia 1732 cuando el Cabildo de Santiago solicitó al Rey de España la necesidad de poseer una Casa de Moneda en la ciudad. Pero por esos años la economía del Reino de Chile no contaba con el dinero para acceder a esta solicitud. En vista de lo anterior la Corona decidió que tendría que ser un particular el que llevara acabo tal empresa.
Es así como el comerciante español, Francisco García Huidobro, se convirtió en el Tesorero Perpetuo, y adquirió el establecimiento ubicado en la esquina sur poniente de las calles Huérfanos con Morandé, conocida por ese entonces como “Palacio Viejo”.
En estas dependencias se acuñó la primera moneda de oro con la imagen del Rey Fernando VI, el 10 de septiembre de 1749.
Traslado temporal y construcción
Tras la muerte de Francisco García Huidobro, la Casa de Moneda se trasladó a un antiguo colegio jesuita ubicado a un costado de la Iglesia de la Compañía. Sin embargo, las instalaciones no eran las adecuadas para la labor.
En 1780 el Gobernador, Agustín Jáuregui, viendo la inconveniencia de mantener la Casa de Moneda en ese lugar, propuso construir un inmueble especialmente pensado para tales fines.
El elegido para realizar la construcción fue el arquitecto italiano Joaquín Toesca y Ricci, quien trazó líneas en el terreno ocupado por el Colegio Carolino, conocido como el «Solar de los Teatinos».
En 1784 comenzaron las obras y un año después llegaron los materiales: cal de la hacienda Polpaico; arenas del río Maipo; piedras de la cantera colorada del cerro San Cristóbal; madera de roble y ciprés de los bosques valdivianos; cerrajería y forja española de Vizcaya; y 20 variedades de ladrillos horneados en Santiago para la construcción de dinteles, esquinas, pisos, molduras y los sólidos muros de más de un metro de espesor.
Toesca muere en 1799 y no logra ver terminada la Casa de Moneda, en su reemplazo es nombrado el ingeniero militar Agustín Cavallero.
En 1805, el gobernador de la época, Luis Muñoz de Guzmán inaugura la Real Casa de Moneda de Santiago de Chile, a pesar que aún faltaban detalles en sus terminaciones.
Es el mayor edificio levantado en la época colonial y recibió por lo mismo severas críticas por sus grandes proporciones que contrastaban con la pequeña ciudad que era entonces Santiago.
Durante el gobierno del presidente Manuel Bulnes (1846), el edificio que albergaba las labores de acuñación, se convirtió en la casa presidencial y sede de gobierno, no obstante dichas funciones se realizaron hasta 1922. Don Manuel mandó sacar las maquinarias, talleres y depósitos.
Muchas han sido las transformaciones y remodelaciones que ha sufrido el edificio creado por Toesca, siendo la más grande la realizada a contar de 1930, trabajos que realzaron su fachada sur. Junto a lo anterior se crearon dos plazas en ambos frentes y se construyeron edificios que albergan instituciones públicas.
Tras el bombardeo de 1973, la Casa de La Moneda, quedó con graves daños en su infraestructura. Para solucionar el problema comenzó la más grande restauración que terminó en 1981. En los trabajos, realizado por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, se respetó fielmente la línea arquitectónica impuesta por Toesca.
Palacio de La Moneda: Estilo de construcción
El Palacio de Moneda es considerado uno de los más armoniosos edificios civiles de la América Colonial. Sus líneas sobrias y clásicas, definen un estilo destinado a ser la sede de la Real Casa de Moneda de la Corona española.
Posee un estilo neoclásico puro y con influencias del dórico romano, caracterizándose por presentar espacios amplios y armónicos.
La fachada tiene 14 ventanas en el primer piso y muchos balcones en el segundo. En 1940 fue demolido el Pabellón Toesca y reemplazado por el Patio de los Naranjos, de estilo netamente español.
Su fachada principal se orienta hacia el norte (calle Moneda) y sus dependencias se ubican a lo largo de ejes transversales y longitudinales. Esta disposición permite que existan patios iluminados y tranquilos.
La composición rectilínea de La Moneda transmite fuerza y estabilidad.
