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Pueblos que basan su economía en la agricultura como son los pueblos andinos, dependen de alguna manera de los ciclos de la naturaleza, esto los lleva a tener una profunda relación con su entorno y una constante observación de los astros, conocimiento al que le daban una utilidad práctica.

En tal sentido, el cielo fue objeto de permanente observación, por lo que crearon grandes templos que resultaron ser los mejores observatorios astronómicos, donde los sacerdotes del templo Solar procedían a observar y calcular el tiempo a base de los movimientos del astro central.

Para los pueblos andinos los eclipses de Sol y de Luna tienen una consideración especial. También toman importancia las constelaciones, donde se reconoce la cruz del sur o la cruz de chacana, como parte de los movimientos que ejercen influencias en los seres humanos.

El Sol es venerado como una de las mayores divinidades, porque se considera que con su luz y poder sostiene todas las cosas de la tierra. Los Incas construyeron en Machupicchu el Intiwatana, piedra donde se adoraba e imploraba al Sol, que de acuerdo a las tradiciones también servía para calcular las horas del día y los meses del año.

Para el solsticio de invierno, el 21 de Junio, el Inca era el principal responsable de la fiesta al Sol o el Inti Raymi.

Cientos de habitantes de las diferentes comunidades del territorio llegaban con sus ofrendas a la plaza central. El inca sobre un altar cargado por hombres rigurosamente vestidos con trajes tradicionales, ingresaba al templo mayor junto con las autoridades de mayor rango para esperar la salida del Sol, cuando este se hacía visible todos se ponían en cuclillas con los brazos abiertos y manos levantadas adorando con gran afecto a su padre natural.

El inca con un jarro de oro, iniciaba la ceremonia realizando un brindis de agradecimiento al Sol, que después del primer sorbo invitaba y compartía con las autoridades más cercanas. Terminando estas ofrendas, se dirigían con el cortejo a la plaza mayor, donde elegían una llama negra para realizar el sacrificio, dándole paso para que las diferentes representaciones inicien sus sacrificios y ofrendas.

Así se inicia la fiesta, prenden fuego al nuevo Sol, donde asan carne y los hombres y mujeres engalanados con sus mejores trajes, bailan en comparsas al ritmo de la música de las bandas con instrumentos tradicionales.

¿Sigue vigente esta tradición?

La tradición dentro de los pueblos andinos sigue vigente. Se alistan los altares sagrados de las diferentes comunidades y se preparan comidas para celebrar esta fiesta. Los yatiris o los ancianos de mayor rango, tienen la responsabilidad de preparar la ceremonia al alba del 21 de Junio. Junto con la salida del Sol, se realizan las primeras rogativas, se prenden inciensos, se sacrifican animales en un rito de agradecimiento al Sol. Algunos habitantes queman sus ropas antiguas y se visten con nuevas prendas, otros se bañan en los ríos, teniendo como idea general que se inicia un nuevo ciclo, donde todo vuelve a renacer.

En Chile, algunos hablan de Machaq Mara, pero esto es sólo una traducción de Año Nuevo del calendario gregoriano, no existe en la cultura aymara, para ellos es Inti Raymi.


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