Las grandes masas de agua que representan los océanos, los mares y los grandes lagos, tienen una gran influencia sobre los ambientes terrestres costeros. Su elevado calor específico hace que su temperatura casi no cambie a lo largo del año, con lo que regulan las de los sectores cercanos, haciendo que no sean muy bajas en invierno ni muy elevadas en verano. Este tipo de clima moderado se conoce como clima marítimo.
Asimismo, es en el mar donde se genera mayor cantidad de vapor de agua, el que se incorpora a la atmósfera conformando las nubes. De ese modo se inicia el ciclo hidrológico que permite el desarrollo de la vida en la tierra.
El ciclo hidrológico
El ciclo hidrológico es el conjunto de fenómenos que permiten que el agua circule entre los distintos ambientes del globo. Este ciclo comprende tres etapas diferenciables:
1.- Evaporación y condensación
La evaporación es el paso del agua desde el estado líquido al estado gaseoso. Este fenómeno ocurre en la naturaleza gracias a la energía solar. El vapor se incorpora a la atmósfera, donde se enfría y se condensa formando nubes, las que son movidas por el viento. Más del 80 por ciento de la evaporación ocurre en los mares.
2.- Precipitación
La precipitación o lluvia se produce tanto sobre el mar como sobre la tierra cuando la condensación es mayor. Se forman pequeñas gotas, cuyo peso hace que no puedan ser retenidas por la atmósfera y caigan. Si las temperaturas son muy bajas, el agua precipita en forma sólida, ya sea como nieve o como granizo. Más de los dos tercios de las precipitaciones vuelve a caer al mar.
3.- Escurrimiento
El agua que cae sobre los continentes puede tener tres destinos:
– Alrededor del 75 por ciento queda congelada en los polos, en campos de hielo y en glaciares, y no está disponible en el corto plazo.
– Alrededor de un 24 por ciento se infiltra en el suelo, dando origen a aguas subterráneas. Pueden conformar grandes cuerpos o escurrir por corrientes freáticas.
– Alrededor del 1 por ciento de las precipitaciones escurre superficialmente por los ríos, se aposa en los lagos y por último llega al mar. Es esta el agua que puede aprovechar la fauna dulceacuícola y el hombre para realizar sus actividades, tales como generar electricidad, regar sus campos o utilizarla en la industria y el hogar.