William Shakespeare, considerado como uno de los mejores dramaturgos de todos los tiempos, nació en 1564 en la localidad de Stratford-upon-Avon, en el seno de una familia acomodada.
Asistió a la escuela de gramática de su ciudad natal y a los 18 años de edad contrajo matrimonio con Anne Hathaway, con quien tendría tres hijos. De sus actividades durante la década siguiente a su matrimonio poco se sabe, pues la primera referencia a su creciente prestigio en Londres se remonta a un ataque dirigido contra él en 1592 por el dramaturgo Robert Greene. Durante ese tiempo debió iniciar su carrera como actor, lo que le permitió adquirir un dominio de los recursos escénicos patente en toda su producción.
En 1594 ya era un miembro destacado de la compañía de Lord Chamberlain, que en 1603 se convertía en Compañía Real.
Su Obra
Las obras de Shakespeare son consideradas de mucha complejidad por los estudiosos, debido a que abarcó prácticamente todos los ámbitos de la existencia, el pensamiento y las pasiones humanas. Además, su habitual división en dramas históricos, comedias y tragedias resulta simplista desde el momento en que Shakespeare unió constantemente estos géneros y los imprimió con su visión totalizadora de la realidad, alternando dentro de una misma obra las más profundas reflexiones con pasajes cómicos o grotescos.
Como primeras obras de Shakespeare suelen citarse las tres partes de «Enrique VI» (1589-1592), inicio de un ciclo sobre la historia de Inglaterra que continuaría en piezas como Ricardo III (1593), Ricardo II (1596) y las dos partes de Enrique IV (1598).
Hasta el año 1600 la labor teatral de Shakespeare estuvo marcada por un continuo desarrollo de sus capacidades dramáticas, reflejado en los caracteres sicológicos de sus personajes, el perfeccionamiento de la estructura argumental y un alejamiento cada vez mayor de las fuentes literarias e históricas, por lo general británicas, italianas o grecorromanas, que sirvieron de motivación a casi todas sus obras.
Ello resulta apreciable tanto en la creciente complejidad de sus comedias «Comedia de las equivocaciones«, «La fierecilla domada«, «El mercader de Venecia«, como la evolución de sus dramas clásicos, donde la truculencia de «Tito Andrónico» daría paso, en «Julio César«, a una profunda reflexión en torno a la ambición y el deseo de poder. No obstante, dos obras merecen especial atención en este período: la célebre tragedia «Romeo y Julieta«, que además de ser una bella historia de amor, constituye una llamada a la conciliación y a la superación de los antagonismos por medio del diálogo. A ella se suma la mágica comedia «Sueño de una noche de verano«, uno de los textos más poéticos del autor.
A la misma época pertenecen los dos poemas narrativos «Venus y Adonis» (1593) y «El Rapto de Lucrecia«, que junto a «Sonetos» (1609) y algunos poemas menores constituyen toda la producción «no dramática» de Shakespeare que, escrita probablemente entre 1593 y 1600, han sido objeto de un profundo análisis debido a las alusiones autobiográficas y a la intensidad lírica y poderosa imaginación expresiva que las ubican entre las cumbres de la poesía británica.
Obras de Madurez
Bajo el nombre «Obras de madurez» se agrupan de forma tradicional aquellas escritas por Shakespeare entre 1600 y 1608. Ellas poseen en común su visión fundamentalmente pesimista y amarga de la existencia y su profundidad en el tratamiento de las pasiones y contradicciones de la naturaleza humana. Lugar destacado ocupan en este sentido las cuatro grandes tragedias «Hamlet«, «Otelo«, «El rey Lear» y «Macbeth«.
Ultimos años
Dueño de una buena posición económica y de un firme prestigio, sus últimas obras escritas fueron «Pericles» (1609) y «Cimbelino» (1610), piezas cercanas a la tragicomedia,. Otras de sus obras en este período fueron «Cuento de invierno» y «La tempestad«.
William Shakespeare murió el 23 de abril de 1616 en Stratford-upon- Avon, donde pasó sus últimos años. Sin duda, Shakespeare es uno de los escritores de mayor influencia en la literatura universal moderna.