El orden ornistiquios, o caderas de ave, contenía dinosaurios herbívoros, los cuales tenían los huesos de la cadera con un pubis apuntando hacia atrás como en las aves y algunos sauristiquios avanzados.
Los ornistiquios también tenían un pico cornudo, un hueso extra en la mandíbula inferior, y dientes con la corona en forma de hoja. A muchos les faltan los dientes frontales pero tienen potentes molares, bolsas en los carrillos y muchos tendones óseos que enderezaban la columna vertebral.
Aunque parezca extraño, las aves no tienen la pelvis de los ornistiquios, sino que son sauristiquios que desarrollaron una estructura de la pelvis similar, pero de forma independiente.
Existían cinco subórdenes de ornitisquios:
1.- Estegosaurios
Algunos ornitisquios pasaron rápidamente a ser cuadrúpedos (caminaban sobre las cuatro patas) y para protegerse utilizaban más la coraza de su cuerpo y otras defensas físicas antes que la velocidad.
Los dinosaurios acorazados, como el enorme estegosaurio de la última etapa del periodo jurásico, disponían de una doble fila de placas óseas triangulares a lo largo del dorso y la cola. Estas estrechas placas estaban irrigadas por abundantes vasos sanguíneos, lo que les permitía irradiar el exceso de calor corporal o calentarse al sol.
Tenían una apariencia similar a la del puercoespín gigante y probablemente se defendían haciendo girar la cola vertebrada contra sus agresores.
2.- Anquilosaurios
Durante el periodo cretácico, los estegosaurios se vieron reemplazados por dinosaurios acorazados como el Anquilosaurio. Estos animales tenían un tamaño similar al de los estegosaurios y también poseían placas óseas en diferentes partes del cuerpo.
Algunos incluso poseían refuerzos óseos por encima de los ojos así como cola en forma de garrote.
El cuello estaba protegido por pesados anillos y placas óseas, ya que esas áreas necesitaban resguardarse de los ataques de los dinosaurios carnívoros.
3.- Ornitópodos
Los ornitópodos se incrementaron a partir de la mitad del jurásico y durante el cretácico, y llegaron a ser los dinosaurios herbívoros más abundantes.
Su tamaño oscilaba entre los 2 m de longitud y los 15 kg de peso de los pequeños corredores como el Hypsilophodon, y los enormes paquidermos de 10 m de largo y hasta 4 t de peso, como el Edmontosaurus. Estos animales tenían la mandíbula flexible y dientes molares que superaban a los de las vacas modernas en su disponibilidad para masticar plantas fibrosas.
Las hileras de dientes se hicieron más grandes, el lomo más fuerte y las extremidades anteriores se alargaron hasta que los brazos se convirtieron en una especie de bastones de apoyo, aunque los ornitópodos nunca dejaron de ser bípedos.
4.- Paquicefalosaurios
Los paquicefalosaurios eran pequeños ornitisquios bípedos de cráneo grueso. En muchos de estos dinosaurios, por ejemplo, en el Paquicefalosaurio (en la imagen) -un espécimen enorme de más de 4 m de longitud- el cráneo estaba coronado por una cúpula de hueso sólido.
Algunos paleontólogos han sugerido que los machos seguramente desgastaban las gruesas cúpulas al darse topetazos durante las peleas de apareamiento.
Se han encontrado algunos cráneos erosionados de paquicefalosaurios en depósitos de cuencas pertenecientes a finales del periodo cretácico.
5.- Ceratópsidos
Los ceratópsidos cuadrúpedos, o dinosaurios con cuernos, normalmente tenían cuernos sobre la nariz y los ojos, además de una especie de volante óseo que se extendía desde el cráneo hasta el cuello.
Estos volantes óseos se desarrollaron en el Triceratops de finales del cretácico, un dinosaurio que podía llegar a medir hasta 8 m y a pesar más de 12 toneladas. El mencionado volante tenía dos propósitos: proteger el vulnerable cuello y contener una red de vasos sanguíneos bajo su superficie para irradiar el exceso de calor. Los grandes yacimientos de huesos fósiles sugieren que los ceratópsidos vivían en manadas.