El aparato respiratorio está formado por las vías respiratorias o aéreas y los pulmones. Conoce como funcionan las vías aéreas y los pulmones.
Fosas nasales
El aire debe recorrer un largo camino por tu cuerpo para completar el proceso de la respiración. El primer tramo que recorre está formado por las fosas nasales, esas dos cavidades alargadas que observas ubicadas en medio de tu cara, con dos pares de aberturas, unas anteriores y otras posteriores. Las primeras están situadas en la nariz, y se mantienen en contacto con el exterior. Las segundas, llamadas coanas, comunican con el interior.
Las paredes de las fosas nasales están recubiertas por una mucosa, denominada pituitaria, que presenta tres protuberancias, conocidas como cornetes. Cuando el aire pasa por este sector, es entibiado por la gran superficie mucosa del tabique nasal y de los cornetes, siguiendo su calentamiento durante el paso por las vías respiratorias hasta llegar a los bronquios, con una temperatura adecuada que no produzca ningún tipo de efecto nocivo.
Las partículas que se depositan en la mucosa son barridas por los cilios (filamentos).
Por si no sabías, el aire que aspiras transporta una gran cantidad de partículas de polvo. Los pelos existentes en el interior de la nariz sólo son capaces de detener las de mayor tamaño. El polvo es eliminado gracias a la actuación conjunta de los cilios vibrátiles -pelos que actúan como pestañas- y del moco que se acumula en esa área.
Faringe
Este tubo musculoso se encuentra ubicado en el cuello y revestido de membrana mucosa; conecta la nariz y la boca con la tráquea y el esófago. Por la faringe pasan tanto el aire como los alimentos, por lo que forma parte tanto del aparato digestivo como del aparato respiratorio.
A continuación de las fosas nasales nos encontramos con la faringe, que tiene la característica de ser un segmento común al sistema respiratorio y al sistema digestivo.
Se extiende desde la base del cráneo hasta la sexta vértebra cervical. De 13 centímetros de largo, se divide en tres partes: porción nasal o rinofaringe; porción bucal u orofaringe; y porción laríngea o laringofaringe.
La rinofaringe o nasofaringe, se encuentra detrás de la fosas nasales y por sobre el nivel del paladar membranoso. Excepto este último, sus paredes no tienen movimiento, lo que significa que su cavidad jamás podrá obstruirse. En esta región se acumula un tejido linfático, muy desarrollado en los niños, llamado amígdalas nasofaríngeas, que cuando sufren de hipertrofismo -crecen mucho- reciben el nombre de adenoides.
Faringe y laringe
Por su parte, la orofaringe se encuentra limitada arriba por el paladar y abajo por el borde superior de la epiglotis, que es un cartílago que cubre la abertura de la laringe cuando comes, evitando así que el alimento entre en la tráquea. Contiene las amígdalas palatinas, dos masas de tejido linfoide ubicadas en las paredes laterales de la porción bucal de la faringe. Las amígdalas son de tamaño variable, y muchas veces son víctimas de inflamaciones, lo que conocemos como amigdalitis.
La laringofaringe es la parte inferior de esta cadena, y se extiende desde el borde superior de la epiglotis hasta el borde inferior del cartílago cricoide.
Como puedes ver, la faringe es solo un lugar de paso, y tiene una estructura acorde a su función, ya que está revestida por una capa mucosa que se encarga de atrapar las partículas de polvo que llegan a este lugar, y que son expulsadas a través de la tos o, en el peor de los casos, tragadas.
La etapa faríngea de la deglución es un acto absolutamente reflejo e involuntario. Durante uno o dos segundos, la respiración se inhibe o frena para dar paso a este proceso; sin embargo, al ser una acción involuntaria, no alcanzas a darte cuenta de que por un momento has dejado de respirar.
La laringe
Su pared está formada por una serie de cartílagos (tiroides, cricoides, aritenoides, cuneiformes, corniculados o de Santorini y epiglotis), que se articulan entre sí y poseen distintas formas. Todos se mueven gracias a la acción de músculos, cuyo interior está recubierto por una mucosa.
La principal función de la laringe es generar la voz. Además, deja pasar el aire hacia la tráquea y durante la deglución le cierra el camino a cuerpos extraños.
Este órgano tiene tres partes:
– Supraglotis o vestíbulo: es el sector donde está la epiglotis.
– Glotis o parte media: es el lugar donde se encuentran los pliegues o cuerdas vocales, que son dos bandas de tejido muscular compuestas por los llamados pliegues verdaderos y falsos. Los pliegues verdaderos, que encierran la glotis (órgano de la fonación), son los que producen el sonido de la voz cuando el aire que sale de los pulmones pasa a las cuerdas vocales haciéndolas vibrar. Los pliegues falsos solo cierran la entrada a la laringe.
– Infraglotis o parte inferior: está ubicada entre los pliegues vocales y la tráquea.
La tráquea
Tejido cartilaginoso traqueal.
Es la vía aérea principal de los pulmones y se divide en dos grandes ramas llamadas bronquios, que canalizan el aire a uno de los dos pulmones.
Bajando por la laringe nos encontramos con la tráquea, un tubo cartilaginoso y membranoso que mide entre 10 y 11 centímetros con un diámetro igual al de tu dedo índice. Sus paredes son bastante resistentes, gracias a los 20 anillos cartilaginosos que posee. Aproximadamente la mitad de la tráquea se encuentra en el cuello y la otra mitad en el tórax. A la altura del esternón -ese hueso en forma de espada que tienes en la mitad de la caja torácica- se divide en dos bronquios, uno derecho y otro izquierdo, que se dirigen hacia los pulmones.
La tráquea está internamente recubierta por una capa de mucosa, que es una continuación de la que se halla en la laringe, y su superficie está revestida de una película de moco, en el cual se adhieren las partículas de polvo que han logrado atravesar las vías respiratorias superiores. Este moco no sólo retiene el polvo, sino que además actúa como bactericida.
Árbol bronquial
A partir de la tráquea nacen los bronquios. Estos se abren en dos ramas que penetran en cada uno de tus pulmones, junto con vasos sanguíneos y nervios; son estas ramificaciones las que reciben el nombre de árbol bronquial. Al entrar en los pulmones se producen varias bifurcaciones a medida que los bronquios se hacen más estrechos. Estas ramitas más delgadas del árbol, de sólo un milímetro de anchura, son lo que conocemos como bronquiolos.
Los bronquios cumplen también una función motora. Cuando inspiras, el árbol bronquial se ensancha y alarga, lo que facilita la circulación del aire hacia los alvéolos. Además, también se preocupan de colaborar con la acción de los cilios que se encuentran en la mucosa para evitar que entren partículas extrañas a tus pulmones, todo esto mediante un movimiento de las paredes bronquiales.
Los pulmones
Estos órganos son los protagonistas del proceso de respiración. Se encuentran en la caja torácica, a ambos lados del corazón, separados por el mediastino, nombre que recibe el espacio entre cada uno de ellos.
El aire, luego de pasar por las fosas nasales, circula por la faringe y llega a la tráquea, que se divide en dos bronquios, cada uno de los cuales penetra en un pulmón. Los pulmones son los órganos de la respiración donde se produce la hematosis, proceso durante el cual los glóbulos rojos absorben oxígeno y se liberan del anhídrido carbónico. Protegidos por las costillas, se encuentran en la caja torácica, a ambos lados del corazón, separados por el mediastino, nombre que recibe el espacio entre cada uno de ellos.
Parecidos a un par de esponjas, forman uno de los órganos más grandes de tu cuerpo. Su función esencial, compartida con el sistema circulatorio, es la distribución de oxígeno y el intercambio de gases. Tienen la capacidad de aumentar de tamaño cada vez que inspiras y de volver a su tamaño normal cuando el aire es expulsado.
¿Sabías que el pulmón derecho es más grande que el izquierdo? Esto, porque está dividido en tres lóbulos -superior, medio e inferior- y el izquierdo solamente en dos – superior e inferior. Cada uno de los lóbulos se divide en un gran número de lobulillos, en cada uno de los cuales irá a parar un bronquiolo, que a su vez se divide en unas cavidades llamadas vesículas pulmonares; estas forman otras cavidades llamadas alvéolos.
El pulmón está recubierto por una membrana serosa que presenta dos hojas, una que se adhiere a los pulmones, llamada pleura visceral, y otra que tapiza el interior de la cavidad torácica, denominada pleura parietal. Estas dos capas se encuentran en contacto, deslizándose una sobre otra cuando tus pulmones se dilatan o contraen. Entre ellas se encuentra la cavidad pleural, que se encarga de almacenar una pequeña cantidad de líquido, cumpliendo una función lubricadora. Pero la misión principal de la membrana pleural es evitar que tus pulmones rocen directamente con la pared interna de la cavidad torácica, manteniendo una presión negativa que impide el colapso de los pulmones.
En estas cavidades alargadas que están en tu nariz es por donde se intercambian oxígeno y dióxido de carbono con el medio aéreo.
Diferencias de género
En el hombre adulto, la laringe está ubicada frente a la tercera, cuarta, quinta y sexta vértebras cervicales; en cambio, en los niños y en la mujer adulta se encuentra en una posición un poco más alta. De hecho, hasta la pubertad el tamaño de la laringe es distinto entre hombres y mujeres. En la mujer el crecimiento es muy pequeño, mientras que en el hombre es bastante considerable. La laringe está formada por un esqueleto cartilaginoso y es el cartílago mayor el que forma un bulto llamado prominencia laríngea, nuez o bocado de Adán, especialmente marcada en los varones.
Para investigar
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Laringitis
Es la inflamación del tejido mucoso de la laringe. Su principal causa son los virus, pero también, en algunas ocasiones, puede provocarla una bacteria. Sus síntomas son parecidos a un resfrío común, como tos seca, congestión nasal y fiebre. Pero, a los pocos días, la tos es más profunda, provocando afonía y dificultad para respirar.