La mujer
El sistema reproductor femenino cumple dos funciones principales: recibir las células sexuales masculinas, generando las condiciones para que una de ellas se una a la femenina, y alojar al embrión y favorecer su desarrollo durante los nueve meses de gestación.
Anatómicamente, puede dividirse de la siguiente manera:
– Parte externa y visible: también se conoce como vulva y está compuesta por el monte de Venus, labios mayores y menores, clítoris y orificio vaginal.
– Parte interna: sus estructuras más importantes son ovarios, trompas uterinas, útero y vagina.
El hombre
El sistema reproductor masculino tiene como principal labor la producción de las células sexuales o espermatozoides y su posterior transporte hasta la vagina de la mujer, desde donde se desplazarán hasta las trompas uterinas.
Se distinguen dos partes principales:
– Órganos externos: lo integran el pene y el escroto.
– Órganos internos: compuestos por testículos, epidídimo, conductos deferentes, vesículas seminales, conducto eyaculador, próstata y parte de la uretra.
El óvulo
Es la célula sexual femenina. En el núcleo contiene la mitad de la información genética que requiere un ser humano; el espermatozoide aportará la otra mitad durante la fecundación. La mujer tiene dos ovarios, que son especies de bodegas de óvulos; aproximadamente cada mes, uno de ellos madura y sale del ovario que lo acogió, iniciando un viaje hacia el útero a través de una de las trompas uterinas.
Si un espermio lo alcanza en este sector, puede producirse la fecundación y el inicio de una nueva vida. Si esto no ocurre, el óvulo será expulsado del cuerpo junto a otros tejidos, en lo que se conoce como menstruación. Este complejo ciclo es controlado por el sistema endocrino.
El espermatozoide
Es la célula sexual masculina. Está compuesto por tres partes:
– Cabeza: contiene un núcleo con el 50% de la información genética que requiere un ser humano (el óvulo contiene el otro 50%).
– Cuello o zona media: proporciona la energía que el espermio requiere para movilizarse.
– Cola: impulsa al espermatozoide para que avance por la vagina hacia el útero y, luego, a la trompa uterina en busca del óvulo.