Desde los 18 hasta los 65 años se desarrolla una de las etapas más estables a nivel orgánico: la adultez.
Durante esta etapa, considerando el estilo de vida de cada persona, se presenta un bienestar físico general. Las capacidades y las destrezas físicas alcanzan la plenitud: hay gran agudeza visual, auditiva y se ha completado el desarrollo cerebral.
El bienestar corporal permite dedicarse a decisiones trascendentales durante este período. El futuro laboral, la independencia económica y la vida en pareja son algunos de los temas más recurrentes. Es un periodo en el que muchas parejas optan por ser padres, mientras otras recurren a determinados métodos anticonceptivos para prevenir embarazos.
A pesar de que en los primeros años de este periodo no es evidente, poco a poco las células de todo el organismo comienzan a envejecer, iniciándose un paulatino proceso de degeneración celular.
Cambio en los tejidos
El tejido de sostén que conecta o une la mayoría de las partes del cuerpo, salvo al sistema nervioso, recibe el nombre de tejido conjuntivo (también se conoce como conectivo o intersticial).
Está compuesto, principalmente, por colágeno y elastina, forma la mayor parte de tendones y ligamentos y otorga un importante soporte tanto para los huesos como para los músculos.
Con el paso del tiempo, el tejido conjuntivo pierde una cantidad considerable de células, ya que estas no poseen la misma capacidad de regeneración. Incluso, las fibras de colágeno se espesan, volviéndose rígidas.
Ambos fenómenos explican que, desde los 40 años en adelante, las arterias se endurezcan, músculos y las articulaciones pierdan flexibilidad y, de manera más notoria, la piel se arrugue.
Nuevas transformaciones
Muchos denominan «mediana edad o adultez media» a la etapa que comprende entre los 40 a 65 años. Corresponde nuevamente a una etapa de transición, en la que el cuerpo comienza a sufrir los primeros signos verificables del envejecimiento. La piel suele estar más arrugada y ha perdido su elasticidad, el cabello poco a poco pierde su color y se vuelve canoso o comienza a caerse e incluso, se reduce la destreza visual y auditiva.
Durante esta etapa ocurre el climaterio, periodo caracterizado por numerosos cambios fisiológicos y hormonales. El climaterio femenino se denomina menopausia, mientras que el masculino se conoce como andropausia.
La menopausia es el fin del periodo fértil femenino. Ocurre entre los 45 y 54 años y comienza con el cese definitivo de los períodos menstruales.
Los ovarios dejan de producir óvulos, así como también cesan en su tarea hormonal. Ya no producen ni estrógeno ni progesterona, por lo que las mujeres pueden sufrir bochornos, pérdida del deseo sexual, estrechamiento y sequedad vaginal, osteoporosis y enrojecimiento de la piel, entre otros trastornos.
En tanto, la andropausia no posee un límite muy bien definido. Si bien existe un importante descenso de la principal hormona sexual masculina (testosterona), los hombres no pierden su capacidad reproductiva, pudiendo se padres incluso hasta los 70 años de edad. A pesar de esto, sí existe una reducción de la capacidad sexual (es posible que durante esta etapa se presenten problemas de impotencia), del tamaño de los órganos sexuales, en la capacidad y fuerza de la eyaculación y un incipiente deterioro óseo.
Estilos de vida
En la etapa adulta, todo ser humano puede optar por diferentes estilos de vida. Esto influirá claramente en el desarrollo y bienestar del organismo, ya que mientras más saludable y mayores cuidados se tengan, mejor calidad de vida se obtendrá, así como también mejores condiciones para enfrentar el período de la vida que le sigue, la vejez.
Entre los cuidados recomendados para esta etapa están el ejercicio físico regular, una dieta equilibrada y evitar el consumo o exceso de sustancias nocivas, como cigarrillos, alcohol y drogas.