En la actualidad, los gobiernos y la ciudadanía de cada país están cada vez más preocupados de encontrar soluciones al problema de la contaminación. Aunque no es una tarea sencilla, se están tomando algunas medidas como la reducción de las tasas de emisión de gases invernadero y evitando al máximo la producción y uso de contaminantes de larga duración (metales pesados, desechos radiactivos y plaguicidas). En este sentido, se habla de una estrategia que implica tres medidas de control que se conocen como «las tres erres» y que corresponden a:
– Reducir: se refiere a disminuir al máximo o en algunos casos suprimir por completo la emisión de contaminantes. Por ejemplo, los CFC ya no se utilizan en aerosoles, refrigeración ni en aparatos de aire acondicionado, sólo en forma limitada en algunas industrias. Entre los pesticidas, el uso del DDT está prohibido en varios países y se usan en su lugar otros productos menos contaminantes. Además, las industrias petroquímicas desde hace 20 años están tratando de reducir los contenidos de plomo en las gasolinas.
– Reutilizar: significa volver a aprovechar las cosas que se mantienen en relativo buen estado después de su uso inicial, sin necesidad de modificarlas o procesarlas. Por ejemplo, los envases de vidrio y de plástico, partes de automóviles, aparatos electrónicos y computadoras, muebles y algunos materiales de la construcción, entre otros.
– Reciclar: es el proceso de reincorporación de los materiales de desechos en la fabricación de nuevos productos. Por ejemplo, los envases de vidrio se pueden reciclar industrialmente para producir platos, vasos, ventanas, artesanía, etc. Otros materiales que se pueden reciclar son los papeles, metales y el plástico.
Control de la contaminación en Chile
La Conama ha trabajado en los últimos quince años en el desarrollo de variados instrumentos para dimensionar los problemas y definir las estrategias de solución para la contaminación. Entre sus prioridades está la recuperación de la calidad del aire de Santiago y de las comunas ubicadas en el entorno de grandes fuentes mineras. En relación a esto último, se ha logrado una reducción promedio de 80% de las emisiones de anhídrido sulfuroso y de un 67% de material particulado en las refinerías de cobre que pertenecen al Estado.
En Santiago, se ha logrado disminuir la contaminación mediante el uso de combustibles menos tóxicos y por la prohibición del uso de leña como combustible residencial. Además, las industrias han bajado la emisión de gases contaminantes, como monóxidos de carbono y dióxidos de azufre.
Respecto de temas como el adelgazamiento de la capa de ozono, el aumento de gases de efecto invernadero y el cambio climático, Chile ha asumido un importante compromiso al suscribir varios acuerdos internacionales sobre estos temas (ver capítulo de Cambio Climático).
En el tema de los residuos domiciliarios, se ha logrado un avance importante en el último tiempo, ya que cerca del 60% de la basura se traslada a rellenos con garantías sanitarias y ambientales. Asimismo, se aumentó la cobertura del tratamiento de aguas servidas, con la instalación de plantas que la purifican.
Además, existe una serie de proyectos que posibilitan el acceso a los datos e información ambiental actualizada. Así, por ejemplo, el proyecto de Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes o RETC (iniciado en 2002), entregó, este año, los primeros catastros de emisiones de 111 sustancias químicas y residuos dañinos para la salud y el medioambiente y que son originadas en las industrias, el transporte y la agricultura.