Las plantas de tratamiento de aguas servidas facilitan la reutilización del vital recurso. A través del siguiente experimento, te mostraremos una sencilla secuencia de purificación de aguas contaminadas (con excepción del proceso de desinfección, que implica el manejo de sustancias peligrosas).
Materiales
– 2 cucharadas de tierra sucia
– 3 botellas plásticas de dos litros (una entera con tapa, otra con tapa y sin fondo, y la última sin la parte superior)
– 2 jarros transparentes grandes
– Arena
– Piedras pequeñas
– 1 servilleta de género
– 1 elástico
Pasos
Mezcla en un jarro los dos litros de agua con la tierra. Posteriormente, vierte la mitad del agua contaminada en la botella entera. Guarda el resto para compararla con el resultado final.
Tapa la botella donde colocaste el agua y agítala con fuerza por 30 segundos. Luego vacíala a la botella sin parte superior y después a la con tapa y sin fondo, una y otra vez (unas 10 veces). Finalmente, déjala reposar en la botella sin parte superior de un día para otro, sin moverla.
Construye un filtro con la botella que no tiene fondo, tapando su boca con la servilleta de género (amárrala con el elástico). Voltéala y coloca una capa de piedras en ella. Sobre las piedras, pon una porción de arena.
Cuando gran parte de los sedimentos del agua contaminada hayan decantado, vacía lentamente los dos tercios superiores de agua a través del filtro y recoléctala en el jarro que no has utilizado. Compara el agua tratada con la no tratada. A primera vista estará más limpia, pero aún no es potable (no la puedes tomar), porque falta el proceso de desinfección (que se realiza con sustancias peligrosas de manipular y difíciles de conseguir).
