En la atmósfera permanecen suspendidas sustancias muy distintas como partículas de polvo, polen, hollín (carbón), metales (plomo, cadmio), asbesto, sales, pequeñas gotas de ácido sulfúrico, dioxinas, pesticidas, etc.
Se suele usar la palabra aerosol para referirse a los materiales muy pequeños, sólidos o líquidos. Partículas se suele llamar a los sólidos que forman parte del aerosol, mientras que se suele llamar polvo a la materia sólida de tamaño un poco mayor (de 20 micras o más).
El polvo suele ser un problema de interés local, mientras que los aerosoles pueden ser transportados muy largas distancias. Según su tamaño pueden permanecer suspendidas en la atmósfera desde uno o dos días, las de 10 micrómetros o más, hasta varios días o semanas, las más pequeñas.
Algunas de estas partículas son especialmente tóxicas para los humanos y, en la práctica, los principales riesgos para la salud humana por la contaminación del aire provienen de este tipo de polución, especialmente abundante en las ciudades.
Aerosoles primarios
Los aerosoles emitidos a la atmósfera directamente desde la superficie del planeta proceden principalmente, de los volcanes, la superficie oceánica, los incendios forestales, polvo del suelo, origen biológico (polen, hongos y bacterias) y actividades humanas.
Aerosoles secundarios
Los aerosoles secundarios se forman en la atmósfera por diversas reacciones químicas que afectan a gases, otros aerosoles, humedad, etc. Suelen crecer rápidamente a partir de un núcleo inicial.
Entre los aerosoles secundarios más abundantes están los iones sulfato alrededor de la mitad de los cuales tienen su origen en emisiones producidas por la actividad humana. Otro componente importante de la fracción de aerosoles secundarios son los iones nitrato.
La mayor parte de los aerosoles emitidos por la actividad humana se forman en el hemisferio Norte y como no se expanden por toda la atmósfera tan rápido como los gases, sobre todo porque su tiempo de permanencia medio en la atmósfera no suele ser mayor de tres días, tienden a permanecer cerca de sus lugares de producción.
Impacto sobre el clima
Los aerosoles pueden influir sobre el clima de una manera doble. Pueden producir calentamiento al absorber radiación o pueden provocar enfriamiento al reflejar parte de la radiación que incide en la atmósfera. Por este motivo, no está totalmente clara la influencia de los aerosoles en las distintas circunstancias atmosféricas. Probablemente contribuyen al calentamiento en las áreas urbanas y siempre contribuyen al enfriamiento cuando están en la alta atmósfera porque reflejan la radiación disminuyendo la que llega a la superficie.
Clorofluorocarbonos
Los principales agentes de destrucción del ozono estratosférico, son mayormente el cloro (clorofluorocarbonos CFC) y el bromo libres, que reaccionan negativamente con ese gas.
Los CFC son una familia de gases que se emplean en múltiples aplicaciones, siendo las principales la industria de la refrigeración y de propelentes de aerosoles. Están también presentes en aislantes térmicos.
Los CFC poseen una capacidad de supervivencia en la atmósfera, de 50 a 100 años. Con el correr de los años alcanzan la estratosfera donde son disociados por la radiación ultravioleta, liberando el cloro de su composición y dando comienzo al proceso de destrucción del ozono.
Hoy se ha demostrado que la aparición del agujero de ozono, a comienzos de la primavera austral, sobre la Antártida está relacionado con la fotoquímica de los Clorofluorocarbonos (CFCs), componentes químicos presentes en diversos productos comerciales como el freón, aerosoles, pinturas, etc.
Los envases de los aerosoles están hechos con mezcla de materiales imposibles de reciclar y rellenar, siendo, por tanto, envases poco económicos. El peligro de los clorofluorocarbonos (CFC’s) es conocido gracias a la presión que los ecologistas han ejercido sobre los fabricantes para que dejen de fabricar los gases CFC’s que destruyen la capa de ozono.
Cuando en los años cuarenta aparecieron los primeros aerosoles, fueron acogidos como un invento maravilloso, de tal manera que hasta se intentó vender whisky en aerosol. En 1987, en el Reino Unido se fabricaban 800 millones al año, con un 80% de contenido de CFC.
Aunque, en la actualidad, la mayoría no contienen CFC, la mejor alternativa son los envases de plástico PET,que son reciclables y rellenables y que ahora se están probando en el Reino Unido. Esto se podría combinar con los pulverizadores y fomentar así una alternativa segura para la mayoría de los usos comerciales.
Reducir, reutilizar, reciclar
Evita comprar aerosoles – incluso aquellos que lleven la etiqueta «no daña la capa de ozono» y considera hasta qué punto necesitas realmente el producto. A través de diferentes test se ha demostrado que los ambientadores de aroma de limón utilizados en muchos hogares, pueden provocar cáncer en los animales.
En vez de usar estos aerosoles, abre las ventanas y utiliza sustancias naturales como las esencias de aceites o las flores secas perfumadas. Compra los productos para el pelo en botes rellenables, los sprays de bomba manual, los desodorantes en barra y los limpiadores de casa en latas. No arrojes los aerosoles al fuego porque explotan.