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LA TERCERA, 3 de diciembre de 2006

Por Sofía Otero.

 

“¿Quien hizo el milagro de que mi hijo tomara un libro?”, se pregunta Andrés Soto, apoderado de la escuela básica Julio Barrenechea de Macul, mientras espera a su hijo Sebastián, que todos los martes y jueves, después de clases, se queda en la biblioteca hasta que la cierran. El colegio de Sebastián se fundó hace 35 años y recién en septiembre inauguró su biblioteca o Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA), un lugar que une la lectura con materiales educativos didácticos.

 
Pese a que la influencia de las bibliotecas en el rendimiento escolar está ampliamente demostrada en investigaciones internacionales, los centros de lectura siguen siendo un actor ausente en la mayoría de los colegios de Chile.

Aunque pareciera un caso excepcional, lo cierto es que la falta de una herramienta tan fundamental para el aprendizaje como son los libros es una realidad para casi el 80% de los colegios de enseñanza básica del país, incluyendo municipales y subvencionados. De las 8.566 escuelas que existen de ambas dependencias, sólo 1.953 tienen un CRA. Las otras, que atienden tres millones 300 mil niños, no cuentan con biblioteca, y si la poseen, éstas no cumplen con requerimientos esenciales, según un informe del Ministerio de Educación.

Para que cumpla a cabalidad su función, se estima que una biblioteca debe tener, a lo menos, 1.500 títulos. Sin embargo, las exigencias para abrir un colegio básico con más de seis salas sólo incluyen que el establecimiento contemple un salón de biblioteca en arquitectura. Respecto del contenido, el ministerio pide una bibliografía mínima formada por las lecturas sugeridas por los planes y programas oficiales, lo que asciende a 430 títulos entre primero y octavo básico. Pero ni siquiera estos requerimientos se acatan: “Tienen colecciones que vienen de regalo en medios de prensa y donaciones de padres y profesores”, dice María Teresa Vial, coordinadora de Proyectos de Había Una Vez.

Para que cumpla a cabalidad su función, se estima que una biblioteca de colegio debe contar con, a lo menos, 1.500 títulos en sus estanterías.

La fundación, en conjunto con el Mineduc y la Sofofa, se encuentra en una campaña para implementar cien bibliotecas a fines de 2007. Con el aporte de las empresas ya han conseguido 38. Cada instalación cuesta $ 5 millones en materiales, gestión y traslado, mientras la escuela debe aportar con la infraestructura.

“Cuando a nosotros nos llegó el CRA no teníamos sala de biblioteca, porque el colegio se proyectó en tres etapas y sólo se concretó una”, explica Verónica Moyano, directora del colegio Julio Barrenechea.

Mejor rendimiento

Diversos estudios internacionales han demostrado que alumnos con bibliotecas en sus colegios tienen mejor rendimiento que aquellos que no las poseen. Una investigación de la Unesco en México en 2003 determinó que los alumnos con biblioteca obtienen 15 puntos más en pruebas de lenguaje y ocho puntos más en matemáticas.

Pero si bien el 77% de las escuelas básicas de Chile no posee CRA, el 88% sí tiene sala de computadores del proyecto Enlaces. ¿Puede un computador reemplazar a un libro? “Ambos recursos no son sustituibles”, dice Rebeca Domínguez, directora de Había Una Vez. “Internet puede entregar la misma información que un libro, pero no crea el hábito lector ni establece un vínculo emocional”, concluye. Este lazo es fundamental para captar la atención de los niños, ya que al no haber contacto táctil entre el niño y el PC, se pierde un 30% del significado de la lectura, según el investigador inglés Aidam Chambers.

 
En los colegios

¿Puede internet reemplazar a los libros?

El contacto con los libros es fundamental para fomentar el aprendizaje de los niños. Los especialistas aseguran que la lectura desarrolla el pensamiento crítico y creativo, la habilidad de formular preguntas, identificar necesidades de información, organizar conceptos, interpretar, inferir y analizar, entre otras aptitudes.

Cuando cambiamos el soporte del texto desde un libro a la pantalla del computador, no se logran los mismos resultados. El contacto físico es fundamental en la experiencia de leer y en ese sentido internet es considerado como un soporte para la búsqueda de la información y no como un sustituto de las bibliotecas.

“Las habilidades lectoras son previas al uso de cualquier otro tipo de herramienta”, piensa la directora de Había Una Vez, Rebeca Domínguez. Los estudiantes deben desarrollar su sentido crítico para discriminar qué información es útil, habilidad que se logra con la lectura, que permite comprender la información y aplicarla a la resolución de problemas y situaciones concretas de la vida diaria.


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