LA TERCERA. Domingo 4 de febrero de 2007
Por : Elizabeth Simonsen
“Existe evidencia de que los procesos de admisión al sistema escolar incluyen un vasto empleo de pruebas o cuestionarios. Si bien la mayor parte de esos instrumentos se emplea con fines de diagnóstico que no pueden estimarse lesivos, en ocasiones también pueden constituir mecanismo de discriminación”. Con esta engorrosa frase, el informe final del Consejo Asesor Presidencial de Educación intentó resumir las posturas discrepantes en torno a uno de los temas más polémicos de la educación financiada con fondos públicos: la selección de los alumnos. Mientras algunos de sus miembros fueron partidarios de acabar definitivamente con esta práctica, otros argumentaron que no estaba comprobado que los exámenes de admisión tuvieran un propósito selectivo.
Ahora, una investigación realizada por Dante Contreras, Sebastián Bustos y Paulina Sepúlveda, del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, confirma que los colegios particulares subvencionados -que reciben un aporte estatal por cada niño que matriculan- sí escogen a sus alumnos. Según concluyó el estudio, más de la mitad (55%) de sus estudiantes debió someterse a un proceso de selección para obtener un cupo. Y los criterios utilizados para escogerlos fueron: nivel de habilidades del niño (48%), característica de la familia (23%) y credo religioso que profesan (19%).
Chile es un caso único. En ningún otro país del mundo donde existe el sistema voucher (subvención estatal a escuelas privadas), los establecimientos seleccionan a sus alumnos por capacidades cognitivas, sociales o religiosas. “En Bélgica, Nueva Zelanda y Holanda, donde también se aplica este mecanismo, la competencia es para que los padres tengan más posibilidades de elegir, no para que los colegios puedan escoger a sus alumnos”, explica Dante Contreras.
Según pudo concluir la investigación, en Chile mientras más alto es el nivel socioeconómico de los alumnos, mayor es la selección: el 73% de los alumnos del estrato de mayores ingresos pasó por este mecanismo.
Alumnos más baratos
Para Contreras, esta práctica no sólo es un acto de discriminación en el que se castiga al menor por características ajenas a él, sino también genera fuertes inequidades en el sistema escolar.
Lo que se denomina “efecto pares” es crucial para entender el por qué. Recientes investigaciones han comprobado que, cuando se coloca a alumnos con alto potencial académico en grupos donde todos comparten esas características, éstos elevan incluso más su rendimiento. Al contrario, si un curso está conformado en su mayoría por estudiantes con deficiente desempeño, se produce una tendencia a la baja.
Así, atender sólo a alumnos hábiles implica un menor costo para alcanzar buenos resultados, mientras que las escuelas que no seleccionan deben desembolsar más recursos.
El tema, en todo caso, no está zanjado. Para Harald Beyer, investigador del CEP, si se cree en la libertad de enseñanza se debe aceptar la posibilidad de selección: “Si tengo un establecimiento musulmán y en la lista de espera hay dos estudiantes, uno musulmán y otro católico, el colegio debería poder seleccionar al primero”. Este punto no es menor considerando que un tercio de los colegios subvencionados pertenecen a sostenedores religiosos.
La postura de la Conasep, que agrupa a los sostenedores de colegios particulares subvencionados, en todo caso, comienza a flexibilizarse. Rodrigo Bosch, presidente del organismo, señala: “En los niveles menores, parvularia y primero básico, yo creo que debiese ser a través de un proceso que no incorpore los méritos y que se pudiesen sortear los alumnos en aquellos casos en donde haya más demanda que oferta”.
Dante Contreras. Economista de la Universidad de Chile Fue integrante del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación y es postdoctorado de la Universidad de Yale. Ha sido consultor del PNUD y Banco Mundial. Autor de numerosos estudios sobre economía de la educación y la evaluación de impacto de las políticas sociales. |