Fecha de edición: 14.04.2008
La enseñanza de las matemáticas está en crisis. En Estados Unidos se acaba de publicar el reporte final del Consejo Nacional para las Matemáticas, organismo creado por el Presidente George Bush para mejorar la enseñanza de esta materia. El grupo de expertos concluyó, luego de revisar más de 16 mil investigaciones al respecto, que era urgente potenciar la enseñanza del álgebra, encontrar estrategias novedosas y motivantes y ponerse nuevas metas, con menos contenidos y más profundidad, para mejorar el aprendizaje.
Mientras el debate acerca de cómo enseñar matemáticas se enciende en el mundo, en Chile las clases siguen desarrollándose igual que siempre. El profesor explica ejercicios en la pizarra, los alumnos escuchan. O desarrollan ejercicios mientras el docente supervisa paseándose por los distintos puestos. Casi no hay uso de textos ni de tecnología.
Tampoco hay preguntas espontáneas de los alumnos ni demostraciones o metáforas novedosas para explicar el mundo abstracto de los números. Eso es lo que descubrió un estudio de Roberto Araya, investigador del Programa de Investigación en Educación de la Universidad de Chile. Son conclusiones que de alguna manera parecen encontrarse en el inconsciente colectivo: las clases de matemáticas son uniformes, predecibles y no ayudan a desarrollar la curiosidad por los números.
Araya, junto a su equipo de trabajo, revisó 720 videos de profesores en clases, correspondientes al año 2005, información proporcionada por la Evaluación Docente que conduce el Ministerio de Educación.
Luego de analizar minuciosamente el comportamiento de los profesores y sus alumnos en clases de enseñanza básica y media, los investigadores descubrieron que existen sólo dos tipos de trabajo en aula, independiente del lugar, la edad de los docentes y las condiciones del establecimiento: uno consiste en explicaciones y preguntas del profesor desde el pizarrón y en el otro los alumnos trabajan una guía y el docente pasea por los puestos entregando explicaciones individuales.
Ninguno de los dos métodos, según la observación de los videos, consigue motivar a los estudiantes. Estos hacen, en promedio, una pregunta por hora de clase y muchas veces el tiempo pasa sin que nadie sienta curiosidad por lo que se le está enseñando.
A pesar de la evidente uniformidad de trabajo, existen ciertos matices entre los docentes de básica y media y también por regiones. Mientras los docentes de básica -de mayor edad que el promedio- trabajan más en geometría y por lo tanto acuden más a ejemplos con objetos o trabajos manuales, los docentes de media se enfocan más en la enseñanza del álgebra y hacen más preguntas matemáticas y trabajo desde el pizarrón.
Usar el ejemplo adecuado
El uso de metáforas en matemáticas es poco conocido y mal utilizado. Por ejemplo, una buena metáfora para explicar los números negativos podría ser imaginar que se está en un ascensor. «Si le digo a un niño que estoy en el piso 2 y bajo tres niveles, es más fácil que me responda que llegaré al -1, que si le pregunto a secas cuanto es 2 menos 3», explica Araya.
Mientras en Chile éstas no se utilizan, en Estados Unidos, en octavo grado, un estudio similar de revisión de videos de la prueba TIMMS encontró un promedio de cuatro metáforas por clase.
Otra estrategia que casi no se usa en las aulas nacionales son las demostraciones, explicaciones lógicas de un resultado. Si en Japón y Alemania éstas son habituales, según el estudio TIMMS, en Chile prácticamente no existen.
El uso de textos también está al debe. A pesar de que el Mineduc reparte entre los colegios libros gratuitos, en matemáticas los profesores no los usan. Tal vez sea una explicación de por qué Chile aún no logra dar un salto en las pruebas internacionales: en la última PISA nuestro país se ubicó 47 de entre 57 países.
La Tercera