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La Tercera, 7 noviembre, 2006
Por Gracia M. Rodrigo

La difundida expresión de que la droga está a la vuelta de la esquina pareciera ser más que cierta para el caso de los estudiantes chilenos, quienes resultaron ser los que reciben la mayor cantidad de oferta de todo tipo de drogas ilícitas entre nueve países de Sudamérica.


Ello se suma a que los jóvenes chilenos son los que lideran el consumo de tabaco y  marihuana, sola o combinada con alcohol, tal como lo ha señalado La Tercera.

Así lo reveló el primer estudio comparativo sobre uso de drogas en la población escolar, realizado por la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas y la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas de la OEA.

Según el informe, 26,1% de los escolares recibió algún ofrecimiento para comprar o probar marihuana durante los últimos 12 meses  (ver infografía). Ello, sumado a que un 51% lo considera como riesgoso, explica que el 12,7% de los alumnos la haya fumado en el último año y que sean los que la consumen más precozmente.

Del mismo modo, los escolares chilenos son los que más reciben ofertas directas de cocaína (9,6%) y pasta base (7,9%), y los que más fuman esta última. También tuvieron más oportunidad de consumir éxtasis (6,8%).

Lugares de entretención

De acuerdo con María Teresa Chadwick, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace), en cuya página web está disponible el estudio, “hace dos años la oferta de drogas estaba cerca de la escuela y se tomaron medidas, pero ahora se ha trasladado hacia los lugares de recreación, a las discotecas y conciertos de música juvenil”.

El jefe de evaluación y estudios de Conace, Juan Carlos Araneda, agregó que si bien los programas de prevención tienen resultados (ver recuadro), la competencia de los narcotraficantes es grande, pues Chile es un país bien posicionado en la región. “Según la OEA, los países con mayor ingreso per cápita se asocian a mayores niveles de consumo. Estamos altos en Sudamérica, y entre bajos y medios con  países de la Unión Europea”.

 Respecto de los escolares, Araneda informó que los estudios del Conace indican que aquellos jóvenes con la mesada más alta o que tienen algún tipo de ingreso son los que consumen más drogas.

Familia y colegios

Ese fenómeno económico se replica en colegios públicos y particulares chilenos. Los primeros lideran el consumo en un año en marihuana y pasta base, mientras que los segundos son el número uno en ambas drogas y cocaína. Los escolares de colegios privados consumen más marihuana, cocaína y éxtasis. Los de escuelas públicas lo hacen en pasta base.

Los factores que bajan el consumo son claros: los hijos de padres involucrados en sus vidas consumen tres veces menos drogas. Según el director ejecutivo de la Fundación Paréntesis, Paulo Egenau, “es el factor más fuerte, e influye en que disminuya el consumo problemático y aumente el consumo responsable”. Asimismo, quienes consideran que su colegio es exigente también reducen de 31% a 13,3% el uso de drogas. Los alumnos que han repetido cursos tienen tasas de consumo más altas, igual que aquellos que piensan que no terminarán la educación media.


Colegios públicos y subvencionados hacen prevención

De los 13.549 colegios municipales y particulares subvencionados, 10.577 (80%) son parte de un programa “continuo preventivo escolar” que lleva a cabo el Conace desde 2003.

Este trabaja con los niños desde tres años hasta que salen de cuarto medio y fue presentado para tener en cuenta en la malla curricular en el proceso de revisión de la Jornada Escolar Completa (JEC). Ello, debido a que los alumnos de octavo básico que ya han cursado por dos años el taller redujeron la prevalencia de consumo de marihuana de 5,1% a 3,4%; de 2% a 0,9% en pasta base, y de 2%a 0,8% en cocaína.

Este y otros modelos han sido incluso exportados y son usados como referencia por la OEA.

De acuerdo con esos datos, las cifras de consumo en Chile debieran haber bajado, pero el jefe de prevención de Conace, Daniel Contreras, explica que los niveles bajan en octavo, mientras que en cuarto medio se disparan, pues los adolescentes no diferencian el riesgo asociado entre la marihuana y la cocaína, lo que no sucede en los adultos.

 

 

Ver más información:
La Tercera, 6 noviembre, 2006
La Tercera, 5 noviembre, 2006

 


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