«El formato que se use para presentarnos algo que debemos leer, inevitablemente influye en nuestro entendimiento, actitud y juicios respecto del texto», sostiene Constanza Mekis, coordinadora nacional de Bibliotecas Escolares del Ministerio de Educación. La atención es menor al leer en una pantalla, al igual que la concentración, puesto que el vínculo emocional entre el tacto y los ojos se pierde. En consecuencia, a través de la pantalla se pierde hasta un 30 % del significado de la lectura, concluyó la experta durante su participación en la ExpoEnlaces 2007, con la presentación Navegar y leer para aprender.
El perfil del lector actual ha cambiado, argumenta Mekis, lo que en parte se debe a que los espacios de lectura han cambiado también. Antes, la biblioteca, pública o privada, era el lugar donde por excelencia se podía leer. Pero, el desarrollo de nuevas tecnologías y de eficientes redes de comunicación ha creado nuevos espacios de lectura insospechados hace un par de décadas.
¿Qué es una biblioteca electrónica? ¿Qué es una colección digital? ¿Cómo funciona una biblioteca virtual? Son preguntas que nos ponen frente a la realidad actual, porque se trata de espacios accesibles a través de redes (como Internet, por ejemplo) que ofrecen documentos en formato digital. La consecuencia directa de esta posibilidad es que existe mucha información que puede ser leída en los computadores. Sin duda esto es una revolución, puesto que el libro, por primera vez en siglos, parece amenazado en su supremacía por el desarrollo de la tecnología.
A las bibliotecas escolares se les ha exigido una profunda transformación para estar acorde con las necesidades de los niños y jóvenes de hoy. Entonces, es necesario crear un «círculo virtuoso» en el que, además de mejorar sus habilidades lectoras y cognitivas, se comprometan con la lectura.