A finales del tercer milenio a.C. Grecia fue invadida por una serie de pueblos del norte, provenientes de la cuenca del río Danubio (sureste de Europa). El primero y más destacado fue el de los aqueos, obligado a su vez a emigrar por la presión de otros pueblos; invadió el sur de Grecia y se estableció en el Peloponeso. Un segundo pueblo, los jonios, se asentó sobre todo en Ática, la zona central del este de Grecia, y en las islas Cicladas, en el mar Egeo. Un tercer pueblo, los eolios, se asentó en principio en Tesalia, región del norte de Grecia.
Las pequeñas ciudades-estado helénicas eran autónomas, pero experimentaron una evolución política similar. En el periodo pre-helénico, los jefes de las tribus invasoras se proclamaron monarcas de los territorios conquistados. Entre el 800 y el 650 a.C. estas monarquías fueron reemplazadas por oligarquías aristocráticas, ya que las familias nobles compraban las tierras, base de todo su poder y riqueza. Cerca del año 650 a.C., muchas de estas oligarquías helénicas fueron sustituidas por plebeyos enriquecidos o aristócratas desvinculados de su clase, llamados tiranos.
Las tiranías surgieron sobre todo por factores económicos. A raíz del aumento de la esclavitud de los campesinos sin tierras, el descontento popular frente a las aristocracias se había convertido en un importante factor político; en los siglos VIII y VII a.C. la colonización y comercio aceleraron el desarrollo de una próspera clase de comerciantes, que aprovechó el descontento para reclamar el reparto del poder con los aristócratas de las ciudades-estado.
La era de los tiranos griegos (650-500 a.C.) destaca por los avances de la civilización helénica. El título de tirano implicaba el acceso ilegal al poder, no el abuso del mismo. En general, fueron gobernantes sabios y populares.
Factores de unidad
Con el nacimiento de la fuerza política y económica llegó el florecimiento de la cultura helénica, de un modo especial en Jonia (Asia Menor), donde empezaba a surgir la filosofía griega con Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. La comunidad de objetivos culturales de todas las ciudades helénicas fue uno de los factores que dio cohesión a la antigua Grecia a pesar de su división política. También contribuyó la lengua griega, entendible en cualquier parte del país o en cualquier colonia. El tercer aspecto fue la religión griega que todos los helenos compartían. En torno a ella los griegos tenían cuatro festivales nacionales llamados juegos (los olímpicos, los ístmicos, los pitios y nemeos).