El régimen feudal fue una organización del poder político que correspondió al contexto especial de la Edad Media. Y aunque no pudo garantizar plena estabilidad política en tiempos de escaso desarrollo económico y de mucha violencia, como sucedió en esta época, ofreció ciertas condiciones de paz.
Para muchos historiadores, el feudalismo representó una respuesta práctica a los problemas surgidos en esa época en ámbitos como las relaciones sociales, las estructuras económicas y productivas y las dependencias políticas.
Con todo, el feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rhin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra, y ocupar Tierra Santa en la Primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales.
España también adoptó un tipo de feudalismo en el siglo XII, al igual que el sur de Francia, el norte de Italia y los territorios alemanes. Incluso Europa central y oriental conocieron el sistema feudal durante un período de tiempo y en grado limitado, sobre todo cuando el Imperio Bizantino se feudalizó tras la Cuarta Cruzada.