Durante la Antigüedad y la Edad Media, el espacio geográfico conocido por los europeos era muy reducido: del mar Mediterráneo al Mar del Norte y de las costas de Portugal a Mesopotamia.
Se sabía de África y, gracias a los viajes de Marco Polo (siglo XIII), de la existencia de un “lejano oriente”. Pero se ignoraban las dimensiones y características geográficas de estos continentes, o se tenía una idea deformada, basada en los relatos de diversos viajeros y comerciantes.
La existencia del océano Atlántico era evidente, pero parecía muy arriesgado ingresar a tan inmensurable mar. Solo a fines del siglo XV y a principios del XVI, los marinos españoles y portugueses se aventuraron a adentrarse en el Atlántico, en procura de nuevas rutas hacia distantes regiones del planeta.
Existían diversas causas que contribuyeron a la realización de los grandes descubrimientos geográficos, entre ellas, las económicas, las ideológicas y las tecnológicas.
Causas económicas
Durante toda la Edad Media llegaban a Europa los codiciados productos orientales: sedas, porcelanas, piedras preciosas y, sobre todo, las especias, es decir, la pimienta, la canela, el jengibre, el clavo de olor y la nuez moscada. El tráfico de estos productos estaba manejado por un riguroso monopolio, ejercido por los árabes en las rutas asiáticas y por los venecianos y genoveses en el Mediterráneo.
Además, intervenían numerosos intermediarios que encarecían enormemente el valor de las especias. Esto provocó en otras naciones de Europa el deseo de hallar un camino directo a la región de las especias.
Otra de las razones fue que la navegación del Mediterráneo oriental empezaba a ser obstaculizada por los turcos. Con la conquista de Constantinopla (1453) se consolidó el poderío otomano y quedaron cerrados para el comercio europeo muchos de los puertos que, por siglos, habían sido ocupados para el intercambio comercial con el oriente.
Causas ideológicas
Los ideales renacentistas habían destruido los antiguos temores y supersticiones en relación con los peligros oceánicos. Proclamaban una visión optimista de la vida, que inspiraba una nueva e incontenible fe en las capacidades humanas y un apasionamiento por las aventuras, el riesgo, afán de gloria y enriquecimiento personal. De esta manera, estas ideas contribuyeron a preparar el camino para los grandes descubrimientos.
Causas tecnológicas
Pero también fue necesario que estos estímulos humanos se unieran al desarrollo científico y los descubrimientos técnicos, ambos de gran valor para la navegación.
Existían los elementos tecnológicos necesarios para emprender largos viajes marítimos, entre estos, un nuevo tipo de barco llamado carabela e instrumentos de navegación como una mejorada brújula, conocida desde el siglo XII a través de los árabes y el astrolabio, que permitía determinar la posición de un barco mediante la observación de los astros.
También se desarrolló la cartografía, con la realización de cartas marinas y los portulanos, mapas que describían los puertos y costas.