Datos biográficos
Lev Davidovich Bronstein nació en Yanovka, Ucrania, Rusia, el 7 de noviembre de 1879. Era hijo de un pequeño propietario agrícola judío.
Antes de cumplir los veinte años comenzó a inmiscuirse en la vida política. Mientras estudiaba derecho en la Universidad de Odessa, participó en la creación de la Unión de Trabajadores del Sur de Rusia (1897), por lo que en 1898 fue encarcelado y más tarde, desterrado a Siberia.
En 1902 logró escapar con un pasaporte en el que figuraba como Trotsky, nombre que adoptó como seudónimo revolucionario.
En esta época entró en contacto con Lenin, Plejánov y otros componentes del Partido Obrero Social Demócrata Ruso. De hecho, escribió en el periódico Iskra, creado por Lenin. En el congreso de este partido, en 1903, colaboró con Lenin «pese a que discrepaba de su concepción autoritaria del partido», tratando de reconciliar a la facción que este dirigía (los bolcheviques) con la facción rival (los mencheviques), con los que él simpatizaba.
La etapa decisiva
Regresó a Rusia para ser uno de los principales protagonistas de la Revolución de 1905. En San Petersburgo organizó el primer Sóviet o consejo revolucionario de trabajadores. Al fracasar la revolución, fue detenido y deportado por segunda vez a Siberia, pero también se escapó.
Se estableció en Viena y después en París, tras el inicio de la I Guerra Mundial. Su actividad antibélica motivó su expulsión de Francia y España y su marcha a Nueva York.
Cuando estalló la revolución, en marzo de 1917, regresó a Rusia. En julio ingresó al partido bolchevique, siendo elegido miembro del Comité Central, así como presidente del Sóviet de Petrogrado «anterior San Petersburgo, posterior Leningrado» y del Comité Militar Revolucionario.
En la revolución de noviembre fue el principal responsable de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques.
Integró el Consejo de los Comisarios del Pueblo, como Comisario de Asuntos Exteriores (1917-18). Firmado el armisticio de Brest-Litovsk (ver infografía), renunció a su cargo y, en julio de 1918, pasó a ocupar el de Comisario de Guerra (1918-25). En ese puesto organizó el Ejército Rojo, que derrotó en una guerra civil (1918-20) al Ejército Blanco (contrarrevolucionarios) y a sus aliados occidentales. Durante la guerra civil, desarrolló el «comunismo de guerra». Este consistió en el control estatal del consumo y la producción, en especial de los bienes agrícolas y los insumos bélicos, para asegurar el abastecimiento del Ejército Rojo y de la población más pobre de las ciudades.
La arremetida de Stalin
Fue considerado el sucesor de Lenin, incluso por él; pero en la lucha por el poder que siguió a la muerte de este, en 1924, no logró imponerse sobre Stalin.
Trotsky criticaba con dureza la tesis del nuevo líder, del «socialismo en un solo país», ya que pensaba que un régimen comunista que estuviese limitado a Rusia no tendría posibilidades de mantenerse. También rechazaba su tendencia a la centralización del poder y propuso la democracia dentro del partido. Stalin logró su destitución como Comisario de Guerra.
Poco después, pese a su alianza con los antiguos aliados de Stalin, Grígori Zinóviev y Liev Kámenev, perdió sus cargos en el Politburó (comisión política del Comité Central) y el Comité Central del Partido Comunista, del que fue expulsado en 1927. Después de un año de destierro en Alma Ata (actual Kazajstán), fue obligado a abandonar la Unión Soviética, en enero de 1929.
Pasó varios años en Turquía, después se fue a Francia (1933), estuvo un breve período en Noruega, hasta que finalmente, en enero de 1937, llegó a México, donde fue acogido por el muralista Diego Rivera. Este solicitó el asilo político, para él y su señora, al presidente Lázaro Cárdenas y lo acogió en su casa.
En 1938 fundó la Cuarta Internacional, formada por pequeños grupos antiestalinistas, que reivindicaban el leninismo y la revolución. Durante los «juicios de Moscú» (1936-1938), hecho a los líderes de la oposición comunista, fue condenado a muerte en rebeldía.
El 20 de agosto de 1940, murió en Coyoacán, asesinado por orden de Stalin, a manos del comunista español Ramón Mercader.
El Ejército Rojo
Trotsky organizó el «Ejército Rojo» para hacer frente a la contrarrevolución, en la guerra civil que se produjo luego de la llegada al poder del nuevo gobierno comunista, encabezado por Lenin. En dos años, este ejército tuvo cinco millones de soldados, lo que permitió al gobierno bolchevique imponer su autoridad en toda Rusia.
Su pensamiento
Trotsky pensaba que el régimen comunista solo podría consolidarse en Rusia en el marco de un proceso revolucionario internacional dirigido por la clase obrera. Además, creía en la auto organización y la democracia directa de las agrupaciones obreras.
Desarrolló su teoría en los textos Balance y perspectivas, La revolución permanente (1930), Historia de la revolución rusa (1932), La revolución traicionada (1940) y en artículos periodísticos.