Los egipcios fueron indudablemente un pueblo adelantado, que junto con desarrollar un considerable poderío territorial se anticipó a muchas actividades que conocemos hoy en día, como el arte, los cultivos o la astronomía. Desde los inicios de su historia crearon una sociedad basada en la agricultura, aprovechando las bondades del río Nilo, que de no existir habría hecho imposible la existencia humana en ese lugar. Por lo mismo, el gran historiador griego Herodoto se refería a Egipto como el «don del Nilo».
El origen de la civilización egipcia
Pueblos nómadas del norte de África, semitas del Asia y negroides del centro de África, agrupados en clanes, migraron y se instalaron a orillas del río Nilo, convirtiéndose en sedentarios y dedicando sus esfuerzos a la agricultura. Con el fin de aprovechar mejor la tierra, se agruparon en dos reinos: el Alto Egipto y el Bajo Egipto. Cerca del año 3000 a.C., el rey Menes, del Alto Egipto, unifica estos dos reinos y fija como capital a Menfis, formándose el primer Estado en la historia de la humanidad.