Historia de una gran civilización
Cuando los griegos ya dominaban Egipto (siglo III a.C.), un sacerdote nativo llamado Manetón escribió una historia de su país en la que denominaba período predinástico a la época prehistórica, y dividió en dinastías a los gobernantes egipcios, que en total existieron más de 30 durante tres mil años.
Hasta ese momento, la principal fuente de información sobre la historia de Egipto era este documento, pero en el año 1798, en la zona del delta del Nilo, un soldado del ejército de Napoleón Bonaparte encontró una piedra llamada Rosetta (bautizada por el nombre del pueblo donde se descubrió), que contenía una inscripción en tres formas de escritura, dos en lengua egipcia y una en lengua griega. Sólo en 1821, el investigador francés Jean Francois Champollion logró hallar la clave para descifrar esta escritura. Este descubrimiento constituyó la base de la egiptología, ciencia que estudia esta civilización, y a su vez, se dice que este hallazgo ayudó a dividir la historia de Egipto en períodos, que se denominan: predinástico, imperio antiguo, imperio medio, imperio nuevo y decadencia.
Período predinástico
Este período se divide a su vez en: predinástico primitivo, antiguo, medio y reciente.
Al inicio, los ascendientes de los egipcios se distribuyeron a lo largo del Bajo Egipto y del Alto Egipto. A diferencia de otros pueblos que eran solo agricultores y ganaderos, estos elaboraron artículos diversos de piedra, marfil, hueso, cerámica y metal.
Muchas de estas vasijas y utensilios eran decorados con dibujos y símbolos, que bien pudieron ser el nacimiento de la escritura jeroglífica, la cual evolucionaría, teniendo su mayor apogeo en el imperio medio, hasta ser la que hoy conocemos. En esa fecha no existían las pirámides ni las hermosas tumbas que conocemos hoy y las personas eran enterradas en simples fosas en la arena del desierto, colocadas en posición fetal, mirando hacia la puesta de Sol, como un símbolo de la muerte del astro. Solo unos pequeños enseres funerarios rodeaban al difunto.
Las culturas del predinástico medio
Durante este período (3500-3200 a.C.) se desarrollaron dos culturas. Una de ellas era conocida como guerzeence; se extendió por el Alto y Medio Egipto y llegó hasta Nubia (situada en la frontera entre los actuales Egipto y Sudán).
Los principales centros de cultura de este pueblo estaban en Nagada, Gerzeh y el-Kab.
En este último, se encontraban los ejemplos más antiguos y primitivos de lo que sería el templo egipcio.
Uno de ellos estaba hecho de arcilla y era utilizado para resguardar a un animal sagrado. Esas manifestaciones religiosas fueron realizadas posteriormente con mucha similitud por los egipcios de los siguientes períodos que tenían las distintas ciudades, como una especie de símbolo local. Además, en el arte cerámico (cerámica pintada) aparecen imágenes (gente bailando, barcos, animales, plantas, etc.) que se asemejan a los futuros emblemas de las ciudades.
La otra cultura egipcia del período es la conocida como de Maadi, desarrollada en el Bajo Egipto. Se cree que esta cultura se basaba en el comercio con las sociedades sedentarias del Levante, y en la agricultura, dada la fertilidad del suelo.
La fertilidad del Nilo
El río Nilo nace en los lagos Victoria, Alberto y Eduardo, ubicados en el centro de África, y corre con orientación sur-norte. Egipto se desarrolló en la parte que se extiende desde la primera catarata hasta la desembocadura, con una extensión de mil km.
Buenos agricultores
En este período, la base de la economía fue la agricultura. Esta se realizaba aprovechando el limo que traían las inundaciones del río Nilo. Pero para lograr mayor eficacia y producción, se empezaron a realizar las primeras obras de riego y canalización.
Última cultura predinástica
La cultura de Nagada III fue la última etapa del período predinástico (3200- 3000 a.C.). Acá se experimentó un considerable avance técnico, económico y social, que culminó con el proceso de unificación.