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La historia del Perú Antiguo que nos refiere la arqueología es, en términos muy resumidos, la siguiente: una sucesión de culturas que duraron miles de años y que, en muchos casos, se extinguieron antes de que llegaran los incas para absorber el país y organizar en forma de imperio su herencia, obtenida mediante la conquista.

El hecho de que el conocimiento de muchas de estas civilizaciones preincas se reduzca casi exclusivamente a lo que nos revela la arqueología, se debe principalmente a los mismos incas, que en sus conquistas absorbieron a los demás mediante una eficaz selección de la historia transmitida oralmente. Porque no fueron sólo la tierra y los pueblos del Perú lo que organizaron los incas triunfantes, sino también la memoria: la imagen de los incas como “civilizadores” se impuso como tema dominante. La tesis inca consistía en dejar sentado que, hasta su llegada, toda América del Sur era un desierto en cuanto a civilización. Y esta historia oficial fue impuesta a todos los pueblos conquistados. El recuerdo de los pueblos y civilizaciones pasadas fue purificado sistemáticamente y reducido a una especie de deformación selectiva, no del todo distinta a la que los conquistadores hicieron después con la historia inca. Se creó así una historia inca oficial; las tradiciones orales locales de las tribus conquistadas fueron suplantadas o se las dejó perecer.
 
Horizontes culturales

Lo más probable es que, hasta la conquista inca -que comenzó alrededor del 1.400 d.C.-, el área que hoy llamamos Perú nunca estuviera políticamente unificada. Pero en los cientos de años que la población ha vivido en Perú, más el intercambio inter-regional y el desarrollo de la complejidad sociocultural, condujeron a la difusión, a través de extensas áreas, de similares estilos en la confección de artefactos. Este fenómeno de dispersión de un estilo que gana amplia popularidad es llamado por los investigadores un horizonte arqueológico, término empleado para juzgar la contemporaneidad aproximada entre puntos distantes. En los Andes Centrales, tres períodos de expansión han sido organizados en torno al concepto de horizonte: los de Chavín, Tiahuanaco-Huari e Inca.
 
Intentos de ordenamiento

Los especialistas han intentado ordenar cronológicamente las culturas que se sucedieron en distintas áreas de los Andes Centrales desde miles de años antes de Cristo hasta la unificación inca. No todas son coincidentes, pero todas son válidas. Las diferencias proceden de diferentes criterios de ordenamiento. El que damos a continuación, que constituye una simplificación de otros más elaborados, proporciona cierto orden que facilita el conocimiento de las culturas que ocuparon esos territorios. Abarca alrededor 6.500 años, divididos en cinco grandes períodos:

    * Período Paleoindio (30.000-10.000 a.C.)
    * Período Arcaico (10.000-1.200 a.C.)
    * Período Formativo (1.200 a.C.-100 d.C.)
    * Período Clásico (100 d.C.-1.200 d.C.)
    * Período Posclásico (1.200-1.533 d.C.)

Como el imperio inca se desarrolló en el Período Posclásico, para llegar a él hay que conocer primero qué sucedió en los Andes Centrales en los 6.400 años que precedieron su ascenso.
 
Período Paleoindio y Arcaico

El Período Paleoindio corresponde a la época que se extiende desde el poblamiento de América (30.000 a.C) hasta la retirada del último período glacial (10.000 a.C.). En este lapso el hombre convivió con grandes animales de grueso pelaje, que se extinguieron cuando la temperatura subió. Practicaba una economía cazadora-recolectora. El alimento era escaso y los grupos humanos estaban formados por pequeñas bandas constituidas por una veintena de personas que iban de un lugar a otro (nomadismo).

El Período Arcaico comenzó alrededor del 10.000 a.C. Con la retirada de los hielos, el suelo comenzó a cubrirse nuevamente con especies vegetales silvestres; los grupos humanos dispusieron de una mayor cantidad de alimentos silvestres, pero tuvieron que aprender a explotarlos, pues en estado silvestre eran más pequeños que los actuales. Al disponer de más alimentos, la población fue creciendo, y los grupos debieron unirse para defender de posibles invasiones el territorio donde cazaban y recolectaban.
 
Período Formativo

El Período Formativo se inicia hacia el 2.500 a.C., en ciertas regiones de América donde las agrupaciones humanas pudieron sedentarizarse; es decir, pudieron comenzar a vivir en aldeas, pues cultivaban gran parte de sus alimentos y habían logrado domesticar ciertos animales. Ya habían aprendido a confeccionar vasijas y adornos de cerámica; a hilar telas de algodón o lana. La sociedad inició un proceso de especialización y estratificacion.

Al parecer, en los Andes Centrales la población se tornó sedentaria alrededor del año 4.000 a.C., por un cambio climático (sequía) que los empujó a experimentar con la domesticación de ciertas especies vegetales: calabazas, pallares, algodón, ají, ciruelas lúcumas, etc. En las sociedades costeras, el conocimiento de la agricultura, unido a la pesca y caza de animales marinos, ciervos y auquénidos (llamas, alpacas, guanacos), posibilitó un incremento poblacional que alteró profundamente sus estructuras. Entre los años 2.500 y 1.800 a.C., la vida aldeana (sedentaria) parece haberse establecido por completo en la costa y valles interiores de la región. Pero todavía son considerados pueblos pre-cerámicos, pues desconocían la alfarería, la que sólo hace su aparición entre 1.500 y 1.200 a.C. En esta última fecha se supone que comenzó el Período Formativo en el Perú Antiguo.


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