La comunicación lingüística -ya sea escrita u oral- es la que utilizamos con mayor frecuencia.
¿Te has preguntado, alguna vez, qué sería de nosotros si no pudiéramos comunicarnos?
Imagina que un buen día te levantas en la mañana y no entiendes ni una sola palabra de lo que dice tu mamá. Extrañado, te vas al colegio, y al cruzar la calle, te das cuenta de que el semáforo tiene las tres luces encendidas al mismo tiempo.
En la escuela, tampoco comprendes lo que hablan la profesora y tus compañeros. Además, miras la hora, y en tu reloj hay sólo rayas y puntos que no logras descifrar… ¿Te lo has imaginado? ¡Sería un caos!
Definitivamente, las personas no podríamos vivir de la forma en que lo hacemos si no contáramos con la comunicación; si no pudiéramos transmitirnos, unos a otros, aquello que pensamos o lo que queremos.