Tragedia
La tragedia es la representación de una acción extraordinaria en que, a través de la lucha heroica con el destino o el choque violento de la voluntad contra las propias pasiones o el conflicto del deber frente a la ley, produce en el público una expresión de asombro, terror y compasión. El final es siempre trágico.
Como veíamos, este subgénero se originó en Grecia, en las fiestas dedicadas a Dionisios, al terminar la vendimia o cosecha de la uva. Y sus principales exponentes fueron: Tespis, Esquilo, Sófocles y Eurípides.
Siglos más tarde, las naciones modernas que más se destacaron en la tragedia, fueron Inglaterra, con el autor William Shakespeare y su clásico Hamlet, príncipe de Dinamarca, y Francia, con Pierre Corneille y Jean Racine.
Comedia
La comedia muestra, desde el punto de vista humorístico, distintos aspectos de la vida cotidiana del ser humano, provocando en los espectadores gracia y risa, siendo el desenlace siempre alegre y feliz.
Se cree que el origen de la comedia también viene de las fiestas en honor a Dionisios, donde se interpretaban canciones burlescas.
Al canto se le agregó un bufón (algo así como un payaso) y los autores ridiculizaban con sátiras las costumbres y actos de los gobernantes, causando una buena acogida en los espectadores. En Grecia sus más relevantes autores fueron Aristófanes y Menandro. En Roma cultivaron la comedia Plauto y Terencio.
Drama
Este subgénero es la representación de problemas graves, con intervención, a veces, de elementos cómicos. Su desenlace puede indistintamente ser feliz o infeliz.
El drama apareció en Europa a mediados del siglo XVI y su creador fue el poeta español Félix Lope de Vega, aunque él y sus seguidores lo llamaron comedia.
El genio de Shakespeare
El inglés William Shakespeare (1564-1616) fue básicamente un creador y un fiel cronista de la vida humana, con sus pasiones y sus noblezas.
Se le denomina creador, porque elaboró un conjunto de obras dramáticas que alcanzan la cumbre de la genialidad humana, muchas de ellas basadas en grandes personajes históricos, mostrando modelos típicos representativos de las cualidades o defectos humanos, como los celos en Otelo.
Asimismo, fue el iniciador del teatro moderno en lengua inglesa y un renovador de la forma porque: sacó el teatro a la calle, pues antes solo la nobleza o el clero podía acceder a él; incorporó el lenguaje popular y la literatura oral (proverbios y dichos, por ejemplo); humanizó los conflictos y personajes, ya que profundizó sicológicamente en el ser humano y expuso todas sus cualidades y deformidades.
Para él, sus comedias, dramas y tragedias son solo pretextos para llevar a cabo el análisis más monumental de la literatura.
Primero atraviesa los paisajes del tiempo, con Antonio y Cleopatra, el Rey Juan y Enrique VIII. En Enrique V alaba a la patria; en Julio César, intenta, sin suerte, zafarse de la fatalidad; el amor, la locura, la ambición y el deseo de poder exagerados convierten a sus héroes de leyenda en personajes casi mitológicos: Macbeth, Romeo y Julieta.
En la más completa soledad, el Rey Lear busca a su hija perdida. Lo sobrenatural perfecciona las actitudes de heroísmo en La tempestad, y en Hamlet alcanza las verdades esenciales.
En Shakespeare los géneros desaparecen. Sus comedias iluminan repentinamente los aspectos más trágicos de la existencia humana, y sus tragedias están pobladas de misteriosa fantasía, como en El sueño de una noche de verano. Shakespeare reúne en su mano creadora el universo entero: el hombre y la historia se resumen en sus obras.