Las novelas por entrega mantuvieron su popularidad hasta fines de la primera mitad del siglo XX, y fueron sustituidas por las novelas rosa, más breves y en publicación unitaria, dirigidas a un público femenino. Su argumento central gira en torno a las peripecias amorosas de sus protagonistas.
En una novela rosa la protagonista es casi siempre una mujer joven de costumbres en apariencia muy libres, que la mayoría de las veces entra en conflicto con un personaje masculino, con el cual, luego de luchas y desencuentros, se casa. En otros casos se trata de una muchacha pobre o que es mirada en menos por su entorno social, de la cual se enamora un rico y atractivo galán, capaz de ver en ella un diamante en bruto, y con el cual se casa.
Una de las principales críticas formuladas a este tipo de novela de consumo masivo es que el medio social que retratan es falso -lujo, grandes mansiones, ocio frívolo- y que sus personajes carecen de características propias y de matices, por lo que tienden a parecerse todos entre sí, de novela en novela. También de que evaden toda crítica social o ideológica.
La novela rosa irrumpió en la lengua castellana a principios del siglo XX, a través de la pluma de Rafael Pérez y Pérez, prolífico autor de alrededor de cien títulos que tienen como escenario ya sea el pasado histórico español (Los caballeros de Loyola, El misterio de Gistaín) o la realidad de comienzos del siglo pasada (Entre el aviador y el millonario, El chofer de María Luz).
Otra escritora que ha destacado en este campo por la abundancia de su producción es la española Corín Tellado. Y antes de ella lo fue M. Delly (seudónimo bajo el cual se ocultaban dos hermanos franceses de apellido De la Rosière).