Durante 2004, según estimaciones internacionales basadas en datos censuales de UNESCO, existen registrados cuatro billones de personas alfabetizadas a nivel mundial y 862 millones sin acceso a la educación. A finales del año pasado aproximadamente un 70% de estos analfabetas se encontraban en Africa Subsahariana, Asia Meridional y Occidental, los Estados Árabes y África del Norte. En la región de América Latina y el Caribe, la cantidad ascendía a 39 millones de personas, representando un 11% del total de la población adulta.
La brecha se vuelve aún más abierta entre analfabetos y alfabetizados en el contexto de las posibilidades de desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías. El riesgo de una creciente polarización social y educacional se vuelve cada vez más pronunciado debido a que sólo una pequeña parte de la población mundial tiene acceso a los desarrollos y usos más sofisticados de las herramientas educativas, incluyendo el uso del correo electrónico y la Internet mientras que la mayoría de la población apenas tiene acceso a las formas y niveles elementales de aprendizaje o ni siquiera puede acceder a ellas.
Ante esta realidad el tema de la educación proyecta ser un tópico en crisis. La alfabetización y la educación son desafíos cuantitativos y cualitativos de grandes proporciones tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo cuya solución requiere de una inversión a largo plazo que llegue a formar parte de los elementos estructurales de cada sociedad. Incluso una inversión en la educación no sólo debe contemplar factores económicos sino una visión integral y progresista que promueva la tolerancia, el entendimiento, el progreso social, la libertad de los seres humanos y la paz entre los pueblos.
En Chile
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el año pasado (2005) su informe anual sobre desarrollo humano llamado La Cooperación Internacional ante una Encrucijada.
El Informe de Desarrollo Humano incluye el Índice de Desarrollo Humano (IDH) por país, que usa indicadores, tales como: tasas de alfabetización y esperanza de vida al nacer y el ingreso nacional, entre otros, para medir el éxito de los países en promover el desarrollo.
Sobre la base de datos comparables Chile aumenta su valor absoluto del Índice y al igual que en años anteriores, se mantiene dentro del grupo de países de alto desarrollo humano con un valor IDH de 0.854, que lo sitúa en el lugar número 37 de la clasificación mundial.
Adicionalmente y dado que se utilizaron nuevas y mejores estimaciones para los datos sobre los cuales se calcula el IDH y que, al mismo tiempo, otros países descienden en su clasificación general, Chile ganó 6 lugares en el ranking del desarrollo humano por países, comparado con el Informe entregado el 2004 por la Oficina del Informe de Desarrollo Humano.
Más información en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo