La cámara oscura de Leonardo da Vinci tenía la característica de mostrar tal cual eran los objetos y sus colores, pero en posiciones invertidas, debido al cruce de los rayos de luz al pasar por el orificio.
Más tarde se crearía la linterna mágica, cámara también oscura que proyectaba desde dentro hacia afuera. La Magia Catrópica fue la primera, creada por Athanasius Kircher en 1645.
Fue en 1824 cuando Peter Mark Roget publicó los resultados de sus estudios sobre la persistencia de la imagen en la retina (persistencia retiniana). Poco tiempo después apareció el traumátropo, que consistía en un cartón colgado de dos hilos; en una de las caras había un pájaro dibujado y en la otra una jaula, lo que permitía verlo dentro de ella al girar los hilos, ya que la imagen en nuestra retina se confunde.
Tiempo después, Antoine Plateau creó el fenaquistiscopio, dos cartones cortados en forma de disco; uno estaba pintado de negro y con varias ranuras que coinciden con figuras dibujadas en el otro disco, lo que al girar, da la sensación de una imagen animada.
Hasta 1890, los científicos solo se habían interesado por la fotografía, sin tomar mucho en cuenta la cinematografía. Hasta que Thomas Alva Edison construyó el Black Maria, un laboratorio ubicado en Nueva Jersey (USA), donde realizaba sus experimentos sobre imágenes en movimiento que se convirtió en el primer estudio de cine del mundo. Desde ese momento, muchos consideraron a este hombre como el diseñador de la primera máquina de cine, el kinetoscopio.
El kinetoscopio tenía unos 15 metros de película en una especie de pelo interminable, que el espectador, depositando una moneda, tenía que ver a través de una pantalla de aumento. Finalmente quedó como una curiosidad de museo.