Con el nombre de civilizaciones fluviales se identifica a aquellas que, durante el Neolítico, se fueron estableciendo junto a grandes ríos y desarrollando una cultura propia, y en las que aparecería, entre otros muchos logros, la escritura.
Las principales civilizaciones fluviales de la antigüedad fueron las de Mesopotamia (junto a los ríos Tigris y Éufrates), la egipcia (a orillas del Nilo), la hindú (entre el Indo y Ganges) y la china (junto al Hoang-ho o río Amarillo). En este capítulo solo se hablará de las culturas mesopotámicas, por ser las más antiguas y por su influencia directa sobre nuestra cultura.
Las civilizaciones mesopotámicas se desarrollaron en la región de Mesopotamia, situada en el Asia Menor, al sur de la Península de Anatolia, entre los ríos Tigris y Éufrates.
Dada su riqueza natural, Mesopotamia atrajo desde la prehistoria a poblaciones humanas procedentes de regiones más pobres.
Sobre el año 6.000 a.C. los asentamientos aumentaron y en el cuarto milenio a. C., se construyeron las primeras ciudades, de entre las cuales destaca Uruk. El primer pueblo mesopotámico del que tenemos noticia histórica es el sumerio. Los sumerios, cuya civilización se extendió hasta el norte del Éufrates, utilizaron la metalurgia, desarrollaron la administración pública e inventaron un tipo de escritura.