Humedad relativa
Quizás no te hayas preguntado nunca por qué se empaña el espejo del baño cuando nos duchamos con agua caliente y no con agua fría o por qué echamos «humo» por la boca y la nariz los días fríos de invierno o el motivo por el que se empaña un vaso cuando le echamos una bebida fría y no lo hace con una caliente, etc.
Todos estos fenómenos y muchos más se deben a que en el aire hay una cierta cantidad de agua disuelta: la llamamos humedad. La máxima cantidad de agua que puede haber disuelta en el aire (la solubilidad) depende de la temperatura del aire: a mayor temperatura, mayor solubilidad.
Si tenemos aire húmedo y lo enfriamos rápidamente, disminuye la solubilidad del agua y el exceso de agua que no puede estar disuelto, forma pequeñas gotas en forma de niebla o de vaho. Así el aire que expulsamos por la boca tiene agua disuelta. Si soplas en tu habitación caliente no sucede nada, pues el agua sigue disuelta en el aire; ahora bien, si soplas sobre el cristal que está frío o en la calle, donde la solubilidad del agua es menor por estar más frío, el exceso de agua que no puede estar disuelto, pasa a estado líquido formando diminutas gotas sobre el cristal o en el aire.
¿Qué es la humedad relativa?
Es el porcentaje de saturación de agua que tiene el aire. Por ejemplo: a 30º C se pueden disolver 30 g de agua en 1m3, si sólo hay disueltos 15g, la humedad relativa es del 50%.