América Latina mira hacia la energía nuclear
Por Belén Rosales | APM – Friday, Apr. 28, 2006 at 6:01 PM
Su uso se impone como alternativa frente a la suba de precios del crudo. Sólo tres países en la región disponen de plantas nucleares para la generación de electricidad: Argentina, Brasil y México.
Una mínima parte de la energía que se consume en América Latina es de origen nuclear. Pero la tensión en Irán, la disputa por el gas entre Rusia y Ucrania, que rebotó en Europa, y la mayor demanda por parte de China ponen sobre el tapete la disponibilidad de petróleo y de gas a nivel mundial.
Así, la energía nuclear vuelve a presentarse como alternativa en países como México, Brasil y Argentina, ante la previsible escasez de combustibles fósiles y ante la necesidad de reducir las emisiones de CO2, que provocan el calentamiento del planeta.
En estos momentos, en el planeta, los combustibles sólidos (carbón, petróleo y gas) aportan el 63 por ciento de la producción eléctrica, mientras la hidroeléctrica representa el 19 por ciento, la nuclear el 17 por ciento y la geotérmica, solar, eólica y biomasa apenas llegan al 1,1 por ciento.
Estos porcentuales y carencias explican el nuevo entusiasmo por la energía nuclear como fuente generadora de electricidad masiva. Como explican en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en Buenos Aires, con un kilo de uranio se produce la misma cantidad de electricidad que con 14 toneladas de petróleo. Un kilo de uranio cuesta, a valor actual, 90 dólares, y las 14 toneladas de petróleo 6.700 dólares.
Francia, Finlandia y Rumania se han lanzado a la construcción de nuevas centrales nucleares. Italia decidió abandonar su moratoria nuclear de los años ochenta. En Alemania se ha decidido revisar el anterior plan de cierre de centrales. En Suecia se consultó a la población y se aprobó extender la vida de sus plantas en actividad. Inglaterra propuso construir nuevos espacios. Estados Unidos prevé impulsar obras a lo ancho del país. China inaugura dos nuevas plantas nucleares por año. Japón levantará otras 12. Y la India se inclinó por 20 plantas.
Lo cierto es que el alto costo de esta tecnología ha hecho difícil la difusión de la energía nuclear en la región latinoamericana. Como señaló Alejandro Nadal, investigador del Colegio de México, las perspectivas para la energía nuclear en América Latina, fuera de los países que ya cuentan con ella, no son buenas ya que, «la mayoría de ellos no disponen de la tecnología necesaria y además los costos de construcción de una nueva planta serían astronómicos».
Precisamente los altos costos económicos fueron la excusa para la paralización de la construcción de una tercera planta nuclear en Argentina y de la segunda que se estaba construyendo en México.
Pero en los últimos meses, ambos países han dado luz verde a la reanudación de las obras y, en Argentina, según explico Darío Jinchuck, de la Comisión Nacional de la Energía Atómica de Argentina, se están planteando incluso la construcción de una cuarta central.
En efecto, el pasado 11 de abril, en el seminario de presentación de CEADE (Cámara de Empresarios Argentinos de Energía) el ministro de Planificación, Julio De Vido, reconoció que la menor oferta de hidrocarburos es un «cambio estructural» dentro de la economía, y que entonces la apuesta del Ejecutivo será a una mayor oferta de energía por parte de la generación nuclear e hídrica.
Por otra porte, el secretario de Energía, Daniel Cámeron, se refirió las medidas que instrumentarán para evitar que haya situaciones de riesgo, en las cuales la demanda eléctrica supere la generación, en 2007 y 2008.
Cámeron planteó que se pondrá en marcha la instalación de “plantas generadoras en los lugares donde más crece la demanda, evitando así que esa energía pase por las redes de alta tensión”. “Vamos a avanzar en la gestión de demanda. ¿Cómo? Remunerando a las empresas que generen su propia electricidad”, agregó.
Respecto a las hidroeléctricas, anunció que “se va a avanzar con Corpus y Garabí”, represas binacionales compartidas, respectivamente con Paraguay y Brasil. En el caso de Garabí, señaló que se está en la definición de la financiación y de qué saltos se van a aprovechar.
En cuanto a la energía nuclear, insistió en que para 2010 estará en funcionamiento Atucha II. Pero además, dijo, «la Argentina está en situación de desarrollar su propia tecnología para centrales más chicas». Destacó así el proyecto Carem, de minigeneradores nucleares. «Eso será para después de Atucha», precisó.
Mientras tanto, en Brasil, prosiguen con la construcción de la que será la tercera planta nuclear del país.
Según Paulo Augusto Berquó de Sampaio, de la Universidad de Río de Janeiro, en países emergentes como Brasil, en los que muchas regiones todavía no tienen acceso a la electricidad, no puede descartarse la energía nuclear «ya que existe una demanda de energía eléctrica relacionada con una demanda de inclusión social».
Las organizaciones medioambientales, por su parte, consideran un grave error recurrir a la energía nuclear como alternativa al petróleo, tanto por su alto costo económico y medioambiental, como por su peligrosidad.
Según Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía de Greenpeace España, «la energía nuclear ha demostrado ser un auténtico fracaso tecnológico, medioambiental, económico y social, además de no cumplir ninguna de las premisas de la sostenibilidad».
Para Bravo, «el modelo energético sostenible debe pasar por las energías renovables y las tecnologías de ahorro y eficiencia».
Pero en este campo, como señala Alejandro Nadal, las perspectivas en Latinoamérica no son muy favorables ya que «lo que se invierte en la región en el desarrollo de fuentes renovables da risa».
En opinión de Nadal, en América Latina, con el potencial existente para la producción de energía solar o hidroeléctrica «tiene todo el sentido del mundo, desde el punto de vista tecnológico y financiero, explorar otras fuentes de energía antes que la nuclear».
En América Latina, como en el resto del mundo, la urgente necesidad de encontrar una alternativa al petróleo va hacer que se libre una dura batalla entre defensores y detractores de la energía nuclear. Mientras tanto, en algunos países, la construcción de nuevas plantas en algunos países de la región ya está en marcha.