De Vicente San Bruno, no se conoce el nombre de sus padres, pero se sabe que nació en Aragón, España, y que murió fusilado en Santiago, en abril de 1817. En su juventud ingresó a la orden franciscana, pero no tomó los votos religiosos.
En 1808, inició su carrera militar a raíz de la invasión francesa a España y en fecha no precisada, viajó a América. En 1814 ya se encontraba en Chile formando parte del Regimiento de Talavera de la Reina; como tal, le correspondió combatir en la Batalla de Rancagua.
Sobre San Bruno y los miembros de su regimiento ha caído una fama de maldad extrema, y específicamente sobre él, debido a que le correspondió asumir la jefatura del Tribunal de Vigilancia, organismo creado en 1816 para la conservación del orden público. Un año antes ya se había visto implicado en la matanza de parte de los detenidos en la cárcel de Santiago.
Tras la Batalla de Chacabuco, fue capturado junto a su ayudante, el sargento Villalobos. Ambos fueron rápidamente procesados y condenados a morir fusilados.
En parte de una proclama que O’Higgins emitió en esa oportunidad se justificó no tratarlos como prisioneros de guerra. El Libertador definió a San Bruno como «un monstruo de quien se desdeña la misma potencia a quien pertenezca y la tierra se avergüenza de estar bajo sus pies».
Fue tomado prisionero en la Batalla de Chacabuco en (1817), cuando trataba de organizar la resistencia y luego llevado a Santiago, donde el pueblo trató de lincharlo. Se le juzgó el 6 de marzo de 1817 y fue condenado a muerte el 10 de abril, siendo ejecutado el 12 en la Plaza de Armas de Santiago.