La liberación de España dejó a Fernando VII nuevamente en el poder. El monarca no aceptó las reformas realizadas por los liberales, derogó la Constitución de Cádiz y gobernó en el más completo absolutismo. De este modo, dispuso de tropas y recursos que fueron enviados a los jefes españoles en América para la lucha contra los criollos.
En enero de 1813, el virrey del Perú ordenó al brigadier Antonio Pareja poner orden en el reino de Chile, colocándolo al mando de un ejército de cuatro mil hombres reclutados en Chiloé y Valdivia.
Las fuerzas de Carrera y los realistas se enfrentaron en las batallas de Yerbas Buenas y San Carlos, aunque sin resultados definitivos. Pareja se encerró en Chillán, donde falleció tiempo después, sucediéndole en el mando Juan Francisco Sánchez, quien en octubre atacó por sorpresa a los patriotas acampados en El Roble, junto al río Itata. La confusión del bando patriota hacía presentir su completa derrota, pero O’ Higgins consiguió reorganizar las tropas y rechazar el ataque, luego del cual la Junta reemplazó a Carrera por O’ Higgins en la comandancia del ejército.