Se caracterizaron por haberse adaptado con facilidad a estos hábitats que les entregaban abundantes recursos silvestres terrestres (plantas y animales) y marinos (como peces y algas).
Cultura pitrén (600-1532 d.c.): en el período Agroalfarero, los Pitrén fueron el primer pueblo horticultor (cultivaron maíz y poroto) que habitó entre el río Biobío (Región del Biobío) y la ribera norte del lago Llanquihue (Región de los Lagos). Sin embargo, esta actividad no fue su principal sustento, sino que lo fueron la recolección de frutos silvestres como el piñón y la caza de guanacos y ciervos.
Hasta hoy se ignoran detalles de su vida cotidiana, solo se sabe que sus viviendas estuvieron emplazadas en pequeños espacios despejados en el interior de los bosques, aunque permanentemente se cambiaban de lugar. Los sitios arqueológicos conocidos hoy son, en su mayor parte, cementerios en los que se han encontrado variedad de artefactos, tales como pipas y piezas de alfarería. Esta última se caracterizó por la elaboración de jarros con formas de animales, personas y calabazas, siendo reconocidas como las más antiguas de la zona. También realizaron botellas de cuerpo globular que pintaban de color rojo o negro.
Cultura el vergel (1000-1500 d.c.): en la fase tardía del Agroalfarero este pueblo se concentró entre los ríos Itata (Región del Biobío) y Toltén (Región de la Araucanía). No formaron aldeas, solo grupos familiares que se asentaron por largos períodos en el litoral, valle y cordillera.
Desarrollaron una agricultura en pequeña escala, como también la recolección de frutos silvestres y la ganadería de camélidos.
A sus difuntos los enterraron en grandes urnas o tinajas de cerámica, a veces decoradas de color blanco y rojo.