La basura es todo aquello considerado como desecho y que se necesita eliminar. La basura es un producto de las actividades humanas al cual se le considera sin valor, repugnante e indeseable por lo cual normalmente se le incinera o se le coloca en lugares predestinados para la recolección para ser canalizada a tiraderos o vertederos, rellenos sanitarios u otro lugar.
Normalmente, cuando arrojas algo que no te sirve, va a parar al tarro de basura. Luego pasa el camión recolector, vacía el tarro y ya no vuelves a saber de ella. ¿Se acabó el problema? ¿Desaparece la basura? ¡No, no lo creas! ¿Qué piensas que ocurre luego con ella?
Ahora te responderemos esas y otras preguntas…
Cada semana, nuestra basura termina en su mayor parte enterrada en grandes hoyos. Esto significa que extensas áreas de tierra quedan inutilizables; además, la descomposición de los materiales provoca enfermedades y emite desagradables olores.
¿Pero crees que esos son los únicos problemas?
Pues no…existen otros, y es que muchas de las cosas que tiramos normalmente a la basura son de materiales que no se reciclan; es decir que no son incorporadas a la naturaleza, como es el caso de los plásticos.
Veamos…
Si dejamos una bolsa plástica, una botella de vidrio o una lata de aluminio a la intemperie, estas se quedarán ahí sin presentar cambios por cientos de años. Esto es así porque el plástico, el vidrio y el metal no son biodegradables (ver glosario); tardarán mucho en descomponerse para devolver a la tierra sustancias útiles.
Sin duda que es importante que algunos materiales tengan la condición de no biodegradables, ya que permiten que construcciones y artefactos se mantengan intactos con el pasar del tiempo; sin embargo, cuando estos materiales ya no son necesarios es muy difícil deshacerse de ellos, debido a su condición.
También puede ocurrir que algunos elementos arrojados a los basurales sean tóxicos y envenenen con el tiempo el suelo y el agua, como ocurre con el plomo y los compuestos que contienen las pilas o baterías.
Además, estamos produciendo tanta basura que en muchos lugares ya no hay lugar para enterrarla. También los basurales están ocupando lugares que se podrían usar para la agricultura, la ganadería o para conservar la naturaleza.
Nuestra misión
Debemos actuar con rapidez y reducir la cantidad de basura que producimos ¿Podemos? ¡Claro que sí! De la siguiente manera:
– Podemos reciclar (lo que significa volver a utilizar los materiales en lugar de tirarlos) y preciclar (lo que significa no comprar cosas que no pueden volver a utilizarse, como envoltorios de plástico, por ejemplo).
Si reciclamos y preciclamos producimos mucho menos basura, y así contribuimos a mantener mejor nuestro planeta.
Otras alternativas
Además del reciclaje, existen otras opciones para tratar los desechos sólidos. Entre los más conocidos están:
– compostaje
– incineración
– pirólisis
– reutilización
– recuperación
El compostaje es una buena solución en lo que se refiere a la basura orgánica (ver glosario). Se trata de un proceso que permite convertir los desperdicios vegetales en material orgánico, del cual sale un producto llamado compost, que además de servir para la recuperación y el mejoramiento de los suelos, ayudaría a disminuir las inmensas cantidades de basura que a diario botan las personas.
En los últimos años se ha escuchado hablar más al respecto, en especial en algunas zonas rurales donde se han implementado campañas de compostaje y en la educación escolar, con la incorporación de nuevos planes de estudio donde se trata el problema del medio ambiente.
El compostaje consiste en la descomposición controlada de materiales orgánicos como frutas, verduras, podas, pasto, hojas, etc. por medio de un proceso biológico, donde interactúan microorganismos, oxígeno y factores ambientales tales como humedad y temperatura.
De este proceso sale un producto llamado compost, de color café oscuro que tiene la apariencia de la tierra que abunda en los suelos de los bosques.
Otra práctica para tratar la basura – empleada en países europeos- es la incineración, que permite reducir el volumen de los residuos, pero los costos son mucho mayores. Estimaciones oficiales señalan que una tonelada incinerada -que incluye el tratamiento de emisiones gaseosas- podría costar sobre los 100 dólares.
Este proceso se puede aplicar a residuos sólidos, líquidos o gaseosos y su principio básico es la descomposición térmica, reduciendo la toxicidad y el volumen de los residuos. El proceso genera emisiones – escoria, cenizas y energía – que deben ser tratadas para eliminar los contaminantes en un proceso que es relativamente caro.
La energía en forma de calor se puede transformar, a través de vapor, en electricidad y la escoria puede ser reutilizada (inertizada) en material de construcción o de pavimentación y la ceniza en material de cobertura para rellenos sanitarios.
Otra opción es la pirólisis, un proceso térmico sin oxígeno que convierte a los residuos sólidos en combustibles gaseosos, líquidos y sólidos. Utilizado a nivel industrial, no estaría demasiado difundido para el tratamiento de la basura domiciliaria. El costo para un municipio no supera los 10 dólares por tonelada y la basura es separada manual y mecánicamente para su reciclaje y tratamiento térmico al momento de ingresar a la Planta.
La reutilización es una técnica de reaprovechamiento de un material o producto, sin cambiar su forma o naturaleza original. A través de un proceso mecánico, manual o industrial se pueden recuperar diferentes tipos de residuos, tales como: botellas, diarios, revistas, libros y cualquier producto que permita posteriores usos.
La recuperación se relaciona principalmente con la incineración adecuada o quema de desechos para la producción de energía.
La generación de energía a partir de productos de desecho es tanto un modo de reciclar residuos como de conservar combustibles fósiles.