Con la llegada del siglo XX, se transformó en la fuerza política más representativa de la clase media, logrando captar a una gran cantidad de adherentes e, incluso, concitando el respaldo de socialistas y comunistas.
Con ellos, en 1937, formaría el Frente Popular, movimiento político que combatió la llegada de la oposición al poder y que lo conseguiría en tres oportunidades, con los triunfos consecutivos de Pedro Aguirre Cerda, Gabriel González Videla y Juan Antonio Ríos.
«Gobernar es educar»
En las elecciones presidenciales de 1938 se enfrentaron el candidato radical Pedro Aguirre Cerda, representante del Frente Popular, y Gustavo Ross, quien estaba respaldado por conservadores y liberales.
Tras una estrecha votación, que se definió tan solo por un punto de diferencia, el primero de ellos resultó ganador, con 50,2% de los votos. Se iniciaba así el primero de los gobiernos radicales, caracterizado por el fuerte impulso que se le dio a la industria y a la educación como motores para el crecimiento del país.
Según las palabras de Aguirre Cerda, «la educación es el primer deber y el más alto derecho del Estado; en consecuencia, social y jurídicamente considerada, la tarea de educar y enseñar es función del Estado».
Su fuerte convicción se plasmó entonces en un ambicioso plan de educación, que incluyó la construcción de numerosos recintos educacionales (más de 1.000 escuelas primarias), la apertura de nuevas plazas de trabajo para profesores, la fundación de liceos experimentales y el fuerte impulso otorgado a la educación técnico-profesional.
Si bien dentro de su plan de trabajo estaba el fomento a la industria nacional, existió un hecho determinante que dirigió los planes del gobierno. El 24 de enero de 1939 un fuerte sismo sacudió al país entre las regiones del Maule y Biobío, siendo Chillán la ciudad más afectada.
Fue necesario, entonces, un urgente plan de reconstrucción de las zonas devastadas, que permitió la promulgación de la Ley 6.334, que creó la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Corfo.
Durante este gobierno se dictó, además, en 1940, el decreto supremo que fijaba los límites del Territorio Chileno Antártico, entre los meridianos 53º y 90º de longitud oeste y el Polo Sur. Con ello, nuestro país alcanzaba una superficie de 1.250.000 km2 en el continente blanco, donde se instalaron, posteriormente, importantes bases científicas.
Pedro Aguirre Cerda no pudo terminar su mandato, ya que falleció el 25 de noviembre de 1941, víctima de una fulminante tuberculosis. Comenzaría así, tras su muerte, una fuerte lucha por el poder. El 1 de febrero de 1942, con el 55,93% de los votos, resultó ganador Juan Antonio Ríos, candidato de izquierda que iniciaba un nuevo gobierno proveniente de las filas radicales.
«Gobernar es producir»
Juan Antonio Ríos asumió la presidencia del país el 2 de abril de 1942. En los años que duró su mandato, hasta 1946, se continuó implementando una política fuertemente industrializadora.
Nuevamente con la Corfo como protagonista central de los avances, se crearon importantes organismos, como Endesa, en 1944; la Empresa Nacional de Petróleo (Enap), en 1945, y la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), en 1946. Así se plasmaba en hechos concretos el lema de su campaña «gobernar es producir».
También el gobierno desarrolló un importante plan de fomento agrícola, con la introducción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo. Así se pretendía alcanzar niveles de producción que permitieran exportar parte importante de los recursos provenientes del agro, abriendo nuevos mercados para el país.
En el ámbito internacional, Chile dejó atrás la neutralidad adoptada frente a la Segunda Guerra Mundial. Si bien el conflicto había estallado en 1939, recién bajo el mandato de Juan Antonio Ríos, y tras las presiones económicas y políticas ejercidas por Estados Unidos, nuestro país rompió relaciones diplomáticas con los países del Eje (Alemania, Italia y Japón), el 20 de enero de 1943.
Al igual que su antecesor y tras un fuerte deterioro de su salud, Juan Antonio Ríos fallecería antes de culminar su mandato, el 27 de junio de 1946.
Quiebre en la coalición gobernante
Tras el fallecimiento de Juan Antonio Ríos, cuatro candidatos se disputaron la presidencia del país.
En una estrecha votación, González Videla alcanzó la mayoría, con un 40,1% de los votos. Sin embargo, al no contar con la mayoría absoluta, era responsabilidad del Parlamento dirimir entre los dos candidatos con más alta votación (el segundo fue Eduardo Cruz Coke). Tras numerosas negociaciones, el 24 de noviembre de 1946 el Congreso pleno proclamó presidente de la República a Gabriel González Videla.
Su mandato estuvo marcado por las diferencias políticas que surgieron entre los partidos que lo respaldaban. A tal punto llegaron los desacuerdos que, uno de los principales pilares de su candidatura, el partido Comunista, fue alejado del gobierno, provocando la división del Frente Popular.
En cuanto a los objetivos fundamentales que González Videla planteaba para su gobierno se encontraban: el crecimiento y tecnologización del país. Así, continuó la construcción de la planta siderúrgica de Huachipato e inició las obras en la refinería y el oleoducto de Concón y en la refinería de Paipote. Además, el 30 de enero de 1952 nació la Industria Azucarera Nacional S.A. (Iansa), que pretendía impulsar el desarrollo de la zona sur del país.
También en el ámbito social existieron avances, como los logrados con la aprobación de las leyes de pago de semana corrida, la referente al tope de la renta de arrendamiento de las habitaciones y la relacionada con la inamovilidad de los empleados particulares. Pero, sin lugar a dudas, uno de los hitos más importantes para la evolución cultural y política del país ocurrió el 8 de enero de 1949, fecha en que se promulgó la Ley Nº 9.292, que otorgaba derecho a sufragio a las mujeres en las elecciones presidenciales.
Glosario
– Concitar: Reunir.
– Fomentar: Excitar, promover, impulsar o proteger algo.
– Neutralidad: Actitud en la que no se participa en ninguna de las opciones de un conflicto.
Matanza del seguro obrero
El 5 de septiembre de 1938, un grupo de jóvenes, pertenecientes al movimiento nacional socialista, irrumpió en el edificio del Seguro Obrero, dando muerte a un carabinero.
Al mismo tiempo, otro grupo se tomaba la casa central de la Universidad de Chile, para derrocar al presidente Alessandri. Sin embargo, cuando la fuerza pública aplacó la revuelta, aplicó una medida extrema y, en el edificio del Seguro Obrero, fusiló a ambos grupos de manifestantes, matando injustamente a cerca de 60 jóvenes.