Originaria de algún lugar no especificado de Sudamérica, probablemente provenga de la cuenca del río Amazonas. Algunos estudios sugieren que se originaría entre Brasil, Paraguay y Argentina, es decir, la zona de nacimiento de la cuenca del río de la Plata, lugar desde donde se difundió al curso superior del Amazonas y la zona de Venezuela y las Guayanas.
Se sabe que hacia el 200 después de Cristo fue cultivada en Perú por los Mochica, quienes la representaron en su cerámica. En el siglo XVI se propagó hacia Europa por los mismos conquistadores, y desde Europa comenzó su difusión hacia las zonas tropicales de África y Asia.
La piña o ananá es un cultivo claramente tropical. Acepta cualquier tipo de suelo, siempre que cuente con buen drenaje, porque el anegamiento puede llevar a la podredumbre de las raíces. No tolera las heladas y requiere de altas temperaturas para fructificar, alrededor de los 24°. Sin embargo, los excesos de calor, superando los 30°, perjudican la calidad del fruto.
La piña es hoy el segundo cultivo tropical en volumen, sólo superado por el plátano. Conforma más del 20% de la producción comercial de este tipo de frutos, de la cual el 70% se consume fresco en el país de origen. El resto se destina al enlatado en almíbar, una práctica iniciada en Hawai en el siglo XVIII, forma más consumida en los países templados.
Sus principales productores son Brasil, China, Filipinas, India y Tailandia, que concentran el 50% de la producción. Otros productores de relieve son Costa Rica, Indonesia, Kenia, y México, Nigeria.