El buceo es el acto de entrar en el agua y permanecer bajo la superficie con el propósito de trabajar o explorar las profundidades de los océanos y mares.
El buceo sin ayudas mecánicas se practica desde tiempos muy antiguos.
La exploración, la fotografía y la realización de videos que se realizan bajo el agua ayudan a predicar sobre la conservación y protección de la flora y fauna marina y todos los aspectos que pueden beneficiarlas.
El hábitat submarino brinda tranquilidad, diversión y un contexto propicio para la aventura, caracterizado por una bella flora y fauna acompañadas por maravillosos tesoros ocultos.
El buceo deportivo es una modalidad que creció mucho durante los últimos años, y hoy lo practican incluso niños desde de ocho años. Sin embargo, en el buceo no conviene improvisar: hay que tener incorporadas todas las normas que lo rigen y siempre se debe practicar con un compañero. Actualmente es un deporte seguro, y todo el equipamiento moderno brinda la confiabilidad necesaria por ser a prueba de fallas.
Una primera condición para poder bucear de forma segura es tener una buena condición física, que permita nadar aceptablemente, ayudar a un compañero en caso de emergencias y desenvolverse hábilmente en situaciones imprevistas. También es importante realizar un chequeo médico periódico, especialmente de corazón, pulmones, oídos y vías respiratorias en general.
Modalidades del buceo
El buceo es una actividad que puede practicarse de manera autónoma, en la que el buzo se desplaza libremente en el agua con un tanque de oxigeno, o no autónoma, con la necesidad de permanecer conectado a un equipo de aire que se encuentra en la superficie y usar la clásica escafandra.
El primer caso es el más frecuente en todas las modalidades deportivas, donde se alcanza una profundidad máxima de 30 metros, mientras que el segundo se aplica con fines comerciales o científicos. Si bien la manguera limita los desplazamientos del buzo, permite mayor tiempo de permanencia bajo el agua.
Dentro de la modalidad autónoma encontramos el buceo a pulmón o apnea, donde el buzo aguanta la respiración sin ningún aparato de ayuda y sale a la superficie para volver a tomar aire.
Quien no se anime a sumergirse muchos metros o desee explorar debajo del agua sin alejarse de la superficie puede practicar el snorkeling, en el que se respira a través de un tubo snorkel de treinta centímetros de longitud.
Finalmente, la actividad que más atrae a los que quieren meterse a fondo es el buceo con aparatos, donde el equipamiento determina la reserva de aire y en consecuencia el tiempo bajo el agua.
Equipamiento necesario para bucear
Para comenzar a bucear, es necesario contar con un buen traje. Hoy en día existen tres clases:
– Los de tipo húmedo, que permiten que circule algo de agua y mantienen el calor corporal.
– Los semi húmedos, donde una vez que el agua ingresó al traje no sale y conserva la temperatura del cuerpo,
– Los equipos inflables o secos, totalmente impermeables.
Los trajes están compuestos por pantalones, botas, guantes y capucha. Además de su función térmica, protegen a la persona de cortes o raspaduras con animales o plantas venenosas.
Un elemento de suma importancia es el chaleco salvavidas, que permite que el buzo permanezca suspendido en la superficie con una flotabilidad positiva o pueda sumergirse en una posición estable de flotabilidad neutra, aún cargado de sobrepeso por los objetos que lleve. Esto se logra graduando a voluntad el aire del chaleco.
La variación de velocidad del nado se regula con la ayuda de las aletas, conocidas como «patas de rana», que se usan en los pies y se colocan sobre las botas. Hay muchos modelos en mercado, de diferentes formas y compuestos, como plástico y grafito. En general se las puede dividir en dos tipos: la de pie completo, tipo zapato, que se fabrican en tamaños diferentes, y las de correa fija pequeña, mediana, grande o extragrande. Esta última es la más aconsejable, ya que al regular la correa se la puede usar en varias modalidades.
Ligado a toda la vestimenta en general, el visor posibilita llevar a cabo cada cosa que se haga, ya que se requiere de una nítida visión. Deben tener un vidrio inastillable y templado, y ajustar de forma perfecta a la cara, incluyendo a la nariz, para poder exhalar en su interior evitando el efecto de succión.
Para practicar el buceo autónomo a grandes profundidades y lograr permanecer sumergido durante mucho tiempo lejos de la superficie, se requiere un equipo que facilite aire artificial, el conocido tanque de oxigeno. El más usado en la actualidad es el de circuito abierto, que expulsa al agua el aire exhalado por el buzo y forma las clásicas burbujas. Otra opción es el equipo de circuito semicerrado. Este sistema expulsa parte de los gases y recicla otra parte, para que puedan respirarse nuevamente. También encontramos el equipo de circuito cerrado, donde todos los gases expulsados por el buzo son reciclados. Se usa en modalidades muy específicas aunque últimamente se los está utilizando también en modalidades deportivas, porque no elimina las burbujas que suelen ahuyentar a ciertos animales. De esta forma el contacto con la fauna es mayor.
Uno de los elementos fundamentales de todo el equipamiento es el regulador, que provee al buzo del aire extraído del tanque a presión ambiental.
Siempre se aconseja llevar un cuchillo, que puede servir para cortar algas y ayudar al buzo si se engancha. Es aconsejable que sea de acero inoxidable y con mango resistente al agua. El cuchillo se sujeta al traje en el lado interno de la pantorrilla.
Por último, un silbato subacuático puede agilizar la comunicación por señas entre los buzos, aunque no son muy usados.