Una de las facetas más conocidas de Internet, que ha contribuido enormemente a su popularidad actual, es la «World Wide Web» o WWW ( se podría traducir como «Telaraña de Cobertura Mundial»), que permite acceder de forma sencilla a un enorme volumen de información sin necesidad de un complejo equipo informático ni de conocimientos técnicos especiales.
En la www las personas que buscan una información utilizan una herramienta conocida como navegador para acceder a información de distinto tipo (texto, imágenes, sonidos, etc.), pasar de una información a otra a la que se hace referencia, etc.
¿Cómo funciona Internet?
Internet es un conglomerado de ordenadores de diferente tipo, marca y sistema operativo, distribuidos por todo el mundo y unidos a través de enlaces de comunicaciones muy diversos. La gran variedad de ordenadores y sistemas de comunicaciones plantea numerosos problemas de entendimiento, que se resuelven con el empleo de sofisticados protocolos de comunicaciones.
El fundamento de Internet es el TCP/IP, un protocolo de transmisión que asigna a cada máquina que se conecta un número específico, llamado «número IP» (que actúa a modo de «número teléfono único»).
Cada computadora necesita una configuración correcta para conectar a Internet, esto es un protocolo un cliente y un adaptador. En nuestro caso el cliente sería ya dependiendo de las personas que vayan a utilizar su equipo, el adaptador del dispositivo que este utilizando en su computadora y en protocolo que será el más usado el TCP/IP.
El protocolo TCP/IP sirve para establecer una comunicación entre dos puntos remotos mediante el envío de información en paquetes. Al transmitir un mensaje o una página con imágenes, por ejemplo, el bloque completo de datos se divide en pequeños bloques que viajan de un punto a otro de la red, entre dos números IP determinados, siguiendo cualquiera de las posibles rutas. La información viaja por muchos ordenadores intermedios a modo de repetidores hasta alcanzar su destino, lugar en el que todos los paquetes se reúnen, reordenan y convierten en la información original. Millones de comunicaciones se establecen entre puntos distintos cada día, pasando por cientos de ordenadores intermedios.