Se estima que uno de cada diez escolares tiene gran potencial de talento académico. Sin embargo, el sistema escolar se enfoca en el alumno promedio y en quienes tienen más dificultades. Pocos se centran en los escolares con más potencialidades, por lo que éstos no sólo terminan perdiéndose, sino también abandonan la motivación por estudiar.
Una situación que se comienza a remediar. Colegios como San Ignacio Alonso de Ovalle e Instituto Alonso de Ercilla, de Santiago; Monte Tabor y Nazaret, en Lo Barnechea; Cumbres masculino, en Las Condes, e Instituto O´Higgins, en Rancagua, han implementado iniciativas para, sin dejar de lado a sus alumnos con dificultades, dar especial atención a los con más habilidades. Entre ellas, academias para ejercitar a los niños para torneos, división del trabajo en clases y preparación especial para la PSU.
En el Alonso de Ercilla se formó la academia de matemáticas, donde participan alumnos de séptimo a cuarto medio. «El objetivo es fortalecer el razonamiento en esta materia: aprenden a plantear un ejercicio y sus caminos para llegar a su resolución. Se vuelven más rápidos a la hora de enfrentar una operatoria», explica Francisco Reyes, coordinador pedagógico del colegio.
Dado el éxito, la práctica se replicó a Literatura e Historia y, desde este año, a Química y Física.
En otro colegio de los hermanos maristas, el Instituto O’Higgins, escogen a los mejores estudiantes de primero a cuarto medio, de Historia, Biología, Lenguaje y Matemáticas, para insertarlos en academias. Los de este último, además, ayudan a sus pares que necesitan apoyo académico.
A su vez, se creó un grupo para los más destacados en Inglés, quienes tienen dos horas más de idioma que el resto y realizan intercambios.
En Monte Tabor y Nazaret, en los ramos de Matemáticas e Inglés, se divide la clase según las destrezas de los alumnos: general y avanzado. En Matemáticas se agregó un tercer grupo: el de «avanzados top».
Cada grupo estudia las materias en salas aparte y con su propio profesor. «Nos ha ido muy bien. Los grupos son pequeños y el clima de aprendizaje es mejor. Los resultados de la PSU mejoraron y los alumnos se sienten más seguros», afirma María Alejandra Grebe, directora académica del colegio.