Oscar lleva semanas preparando su presentación sobre el descubrimiento de América y le ha tomado más de lo esperado. La razón no es la falta de material ni de tiempo, sino que la técnica para hacerla escapa a lo que uno podría esperar.
En vez de realizar la típica muestra con diapositivas, Oscar decidió hacer un cortometraje utilizando la técnica del stop motion, que permite dar movimiento a figuras de plasticina. Y, a pesar de la demora, tuvo su recompensa: su obra es parte de una biblioteca de videos creada por su colegio para que sus compañeros de otros cursos aprendan con su video.
Todo esto es parte de una iniciativa del colegio Craighouse para introducir la tecnología como forma de crear contenidos que no sólo sirven para aprender, sino para enseñar al resto.
Lecciones en el camino
Fernando Reyes es profesor de computación en el colegio y el año pasado decidió crear una iniciativa que diera un uso mucho más constructivo al laboratorio de Mac que existe en las instalaciones.
La idea fue que los alumnos de sexto básico utilizaran las herramientas de estos computadores, como el programa iMovie o GarageBand, para que crearan contenidos que pudieran reemplazar a las presentaciones en público.
«La idea fue presentar el formato del podcast (pequeños programas de radio) o videocast (cápsulas informativas) como un modo de darle un sentido a la materia que estaban aprendiendo», señaló.
El entusiasmo ante el concepto obviamente funcionó, lo que permitió que rápidamente se acumulara material. Por lo mismo, y para que no diera la sensación de que sólo se estaba haciendo por la nota, Reyes decidió hacer de estas creaciones una especie de «biblioteca digital», para que los alumnos de generaciones más nuevas pudieran utilizar su contenido.
Así, se habilitó tanto un sitio interno en el colegio como una cuenta de iTunes para poder subir el contenido. Los alumnos rápidamente expresaron su interés para poder ver estos videos no sólo en los computadores, sino también camino a la casa o en el colegio. Allí, los iPod Touch se convirtieron en pequeños reproductores de sus propias obras. «Algunos incluso los utilizaban para ver cómo iban quedando y realizar cambios en el camino», explica.
Y si bien la popularidad del iPod Touch hace que sea uno de los gadgets predilectos para transportar las lecciones, el profesor insiste en que la idea es que las obras sean compatibles con la mayor cantidad de dispositivos posibles.
«La novedad es que se pueden ver en cualquier otro dispositivo, incluyendo celulares, notebooks y otros equipos portátiles», dice.
Pero sobre todo, dice Fernando Reyes, lo que más motiva es el hecho de poder expresar, con el lenguaje y los códigos actuales, las mismas materias que aparecen en los libros, de una manera propia de su edad.
«Al principio les preguntamos qué es lo que más les carga de la TV o la radio y, a partir de eso, tienen la oportunidad de arreglarlo con sus propias creaciones», añade el profesor.