¿Conoces la historia de Robinson Crusoe? Es el relato sobre un hombre cuyo barco se hundió, por lo que debió vivir solo en una isla desierta durante más de diez años. ¿Sabías que siempre han existido hombres que han preferido vivir completamente solos? Ellos son los ermitaños.
Pero ser ermitaño no es lo que la gente prefiere. A la mayoría de las personas les gusta vivir en grupo, reuniéndose, asociándose y compartiendo sus vidas. Esto se debe a que una de las principales características de los seres humanos es que no pueden vivir aislados. Su forma de ser los lleva a buscar a otros para intercambiar ideas, ayudarse, vivir en comunidades y, por supuesto, tener hijos y así no extinguirse.
El hombre, un ser social
Si tú miras con atención y observas detenidamente a tu alrededor, te darás cuenta de que hay personas con las que compartes mucho y, en cambio, que existen otras con las cuales te relacionas muy poco. Entre las primeras están con tus familiares y amigos, y entre las segundas el chofer de la micro que te llevó alguna vez, el doctor que te visitó en la casa, etcétera.
Día a día los seres humanos nos contactamos entre nosotros, establecemos relaciones muy cercanas y otras lejanas, y nos comunicamos con las personas que por una u otra razón están cerca nuestro.
Tú eres parte de diferentes grupos, distintos espacios donde intercambias ideas, aprendes, observas cómo se comportan sus otros miembros, te expresas y vas creciendo. Es decir, vives en medio de diversos ambientes que te hacen ser una persona social.
La familia
Tú perteneces a una familia. Todas las personas que forman una familia están unidas por lazos de parentesco que nunca cambiarán: tus abuelos nunca dejarán de serlo y tus hermanos tampoco, por mucho que discutas con ellos cuando juegan. También, podría formar parte de tu familia alguien que no sea un pariente real, pero a quien cuidas y quieres como si en realidad fuera tu pariente.
Si miras a tu alrededor, verás que todos los animales tienen hijos, pero entre ellos no los reconocen como hijos de la misma forma que lo hacen los seres humanos. Es cierto: los progenitores los cuidan mientras son pequeños, pero una vez que crecen lo suficiente para estar solos, se separan y se alejan unos de otros.
Las familias humanas son muy diferentes, ya que entre las personas que la constituyen hay relaciones de cariño, dependencia y ayuda que nunca podrán olvidarse. Por eso, decimos que la familia es la forma de asociación más importante que tiene una sociedad.
Basada en el amor
Cuando un hombre y una mujer se enamoran y deciden compartir sus vidas juntos, están dispuestos a constituir una familia. Si llevan a vivir con ellos a otra persona, esta también será parte de su familia porque compartirán muchas cosas todos los días.
Lo mismo ocurre con los niños que nacen de la unión de esa pareja. Los recién nacidos necesitan muchos cuidados porque no pueden hacer nada sin la ayuda de los demás. Por eso es tan importante tratarlos con amor y darles lo que ellos necesitan.
Generalmente, todos los niños crecen dentro de la familia en la que nacieron. De ella aprenden muchas cosas: a hablar, a pensar, a jugar, a conocer el mundo que les rodea, a enojarse y alegrarse, etcétera. Van formando así su personalidad, que los hace diferentes a cualquier otro niño o niña.
El primer espacio social al cuál tú perteneces es a una familia, tu familia.