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Los monumentos nacionales pertenecen a todos los chilenos y corresponden a bienes o lugares cuyo valor es irreemplazable, ya sea como evidencia histórica, valor natural o belleza escénica. Muchos de ellos son vestigios únicos de nuestra historia y su conservación es vital para las nuevas generaciones, intentando preservar la memoria de nuestro pueblo.

Según la ley 17.288 de Monumentos Nacionales, son considerados como tales «los lugares, ruinas, construcciones u objetos de carácter histórico o artístico; los enterratorios o cementerios u otros restos de los aborígenes, las piezas u objetos antropo-arqueológicos, paleontológicos o de formación natural, que existan bajo o sobre la superficie del territorio nacional o en la plataforma submarina de sus aguas jurisdiccionales y cuya conservación interesa a la historia, al arte o a la ciencia; los santuarios de la naturaleza; los monumentos, estatuas, columnas, pirámides, fuentes, placas, coronas, inscripciones y, en general, los objetos que estén destinados a permanecer en un sitio público, con carácter conmemorativo».

El Consejo de Monumentos Nacionales es el organismo estatal encargado de velar por la catalogación, conservación y difusión de estos bienes y lugares. Cada uno de ellos, además, pertenece a una de las cinco categorías en las que han sido clasificadas: monumentos históricos, zonas típicas, santuarios de la naturaleza, monumentos arqueológicos y monumentos públicos.

Para catalogar un Monumento Nacional existen dos vías, dependiendo de la categoría del bien o del lugar. Si hablamos de monumentos históricos, zonas típicas y santuarios de la naturaleza, el nombramiento se hace a través de un decreto emitido por el Ministerio de Educación; en tanto, los monumentos arqueológicos y los monumentos públicos son declarados por ley.

Monumentos públicos

Es probable que en un rápido recorrido por tu ciudad, te encuentres con una serie de estatuas o placas que recuerdan algún hito histórico o que te indican que algún personaje importante de nuestra historia vivió en ese lugar. Es probable, también, que te encuentres frente a un monumento público, ya que, según el Consejo de Monumentos Nacionales, estos son tipificados como «cualquier tipo de objeto que estén o que se instalen en el espacio público, para perpetuar la memoria. Incluyen estatuas y placas conmemorativas, entre otros».

Monumento natural

Según la Convención de Washington, ratificada por nuestro país en 1967, son monumentos naturales «las regiones, los objetos o las especies vivas de animales o plantas de interés estético o de valor histórico o científico, a los cuales se les otorga protección absoluta».

Los principales conceptos que enmarca esta categoría son la de conservación y manejo de los recursos; son establecidos como tales a través de un decreto del Ministerio de Agricultura y son manejados por la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

Hasta hoy, en nuestro país existen 15 monumentos naturales, entre los que destacan el salar de Surire, la Portada de Antofagasta, El Morado, en San José de Maipo, y Cerro Ñielol, en Temuco. También existen algunas especies de flora y fauna nativa que han sido decretadas monumentos naturales, como el Alerce (Fitzroya cupressoides), la Araucaria (Araucaria araucana), el Huemul (Hippocamelus bissulcus), el Cóndor (Vultur gryphus) y el Picaflor de Juan Fernández (Sephanoides fernandesis), entre otros.


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