La música folklórica en Chile es una representación de la zona del país en la que se origina. Algunas más populares que otras, tienen una serie de características particulares que van desde la utilización de deterrminados instrumentos hasta la influencia como por ejemplo la española o andina.
Música folklórica de la zona norte
En el norte la música folklórica está fuertemente influenciada por la música andina, como también por las bandas militares que en tiempos de la colonia fueron traídas por los españoles.
La música folklórica en esta zona del país es generalmente instrumental y utiliza instrumentos como la caja, el bombo, la guitarra la trompeta y la tuba. También instrumentos de carácter andino como la zampoña, la quena y el charango. En el norte es especialmente famosa la Fiesta de La Tirana, con sus típicos bailes religiosos, llenos de mascaras y hermosos bailes grupales.
Música folklórica de la zona centro
En la zona central, la cueca y la tonada son los estilos más característicos. Generalmente se utilizan instrumentos como el acordeón, la guitarra, el bombo, el tormento, el guitarrón, la caja y el arpa. Además de la cueca son muy comunes «La Sajuriana» (originaria de Argentina) y la «La Refalosa» (originaria de Perú).
También es característico el baile de «El Sombrerito», en que el pañuelo se sustituye por el sombrero. El folclore de esta zona esta estrechamente ligada a la cultura rural del país, y a la herencia española, la cual su personaje emblemático es el huaso y la huasa chilena.
Música folklórica de la zona sur
En el sur, particularmente en el Archipiélago de Chiloé, el folclore también tiene características particulares, pues se mantuvieron con pocos cambios muchas tradiciones españolas y otras se mezclaron con las huilliches, dando lugar a nuevas formas de expresión musical.
Durante la guerra de Independencia de Chile, en que Chiloé se mantuvo fiel a la Corona, los soldados realistas introdujeron a las islas bailes como el chocolate o el pericón, que luego se transformó en pericona. Aparte de los bailes festivos, se tocan pasacalles durante las fiestas religiosas, acompañados siempre por guitarras, bombos y acordeones. Dentro de las danzas más importantes están La Trastrasera, la Pericona y el Baile Chocolate.
El resto de la zona sur ha ido asimilando gradualmente el folclore de la zona central, en detrimento de las tradiciones indígenas.
Los alemanes que inmigraron a las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue trajeron consigo el acordeón, que luego se extendió a todo el sur del país y se integró a la música ya existente.
En la isla de Pascua, las tradiciones culturales se transmiten de generación en generación y son muy particulares. Su música y danzas presentan más influencia polinésica que del Chile continental. Sus principales danzas son el sau-sau, el upa-upa, el ula-ula y el tamuré. Además de usar instrumentos universalizados como la guitarra, se utilizan otros como el palo de agua o el ukelele.
Renacimiento del folclore chileno
Alrededor de los años treinta a sesenta se produjo en Chile un renacimiento en la popularidad y en la búsqueda de la música folklórica chilena.
Gestada por la aparición de nuevos grupos musicales entre los que se destacó en sus inicios el conjunto de Los Cuatro Huasos (este grupo nació en 1927 y permaneció aunque con cambios en sus integrantes hasta 1956) seguidos posteriormente por numerosos otros como Los de Ramón, Los Huasos Quincheros, El Dúo Rey Silva, Los Perlas y muchos más, los que pasaron a ser parte del folclore tradicional.
Junto a ellos nacieron también muchos compositores chilenos e investigadores del folclore del país, entre los que cabe destacar a Raúl de Ramón, Margot Loyola, Luis Aguirre Pinto, Violeta Parra entre muchos otros que aportaron canciones, bailes y una recuperación de la música autóctona del país.