Andrés (5) ya casi tiene una rutina. Se lava los dientes con su cepillo de Mickey y se acuesta a ver tele esperando que el sueño lo alcance antes de las 9.30, la hora en que la TV se apaga, según las reglas de la casa. Su hábito es compartido por los niños de su edad: el 61,1% se queda dormido con la televisión encendida. En promedio, entre los niños de menos de un año y cinco años, el 44,6% se duerme viendo televisión. Así se desprende de la Encuesta Nacional de Primera Infancia 2010 que desarrollaron la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), Unicef y Unesco.
El dato se entiende si se toma en cuenta el contexto: 63% de los niños de cuatro a cinco años tiene un televisor en su pieza. «De partida, la televisión es un elemento extraño dentro de una habitación» dice Carlos Aguilera, neurólogo de la Universidad Mayor.
No es una práctica saludable porque en los niños se genera un hábito. «La televisión distorsiona los mecanismos para la inducción del sueño«, enfatiza Aguilera. ¿Cuáles? La disminución natural del cortisol, la hormona del estrés, que va bajando en el transcurso del día. Y el aumento de la melatonina, neurotransmisor que regula el sueño y fortalece el sistema inmunológico.
Menos aún es recomendable en niños tan chicos. La Encuesta de Primera Infancia señala que el 12,7% de los menores de un año se duerme viendo TV. En los niños de un año, ese porcentaje aumenta a 30,7%. Está comprobado que la televisión no es un buen aliado en el desarrollo del lenguaje de los niños. Un estudio de la U. de Washington de 2007 concluyó que por cada hora que un menor de 17 meses pasa frente al televisor, deja de aprender hasta ocho palabras, si se le compara con un niño que no está viendo la tele.
De hecho, la evidencia científica ha servido para tomar medidas. Es lo que se planteó en Australia, donde el Hospital Infantil Real de Melbourne recopiló información para dictar pautas, como que los niños menores de dos años simplemente no vean televisión y los niños entre los dos y los cinco años lo hagan solamente una hora al día.
Sueño de calidad
Carlos Aguilera explica que muchas personas creen que la TV es un inductor del sueño. Pero esa noción es errónea. «Gran parte de los trastornos del sueño que se ven en la gente que no consigue dormirse con facilidad se dan en gente que usa la TV como hipnótico. La televisión, a la larga, interfiere con un sueño de buena calidad», dice Aguilera, porque genera condiciones que alteran un escenario ideal a través del sonido, la luz y la proyección de ondas electromagnéticas.
Hay más estudios que advierten sobre el tema. Especialistas de la Universidad Estatal de Iowa, en Estados Unidos, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de España, indagaron sobre la relación que existe entre el sedentarismo que provoca estar frente a la televisión, el computador o la consola de videojuegos y la hipertensión en niños entre los tres y los ocho años. La conclusión a la que llegaron fue que, sin importar la composición corporal, tan solo una hora y media frente a la pantalla se asocia con hipertensión arterial.
Aguilera insiste en que la TV, a la larga, interfiere en la buena calidad del sueño y explica que a sus pacientes con trastornos de sueño les recomienda sacar el televisor de la habilitación. «Eso es lo primero», concluye.