Los ciclos económicos más prósperos que se observan a partir de 1830 indicarán nuevamente que en Chile es posible construir un futuro desde la minería.
La creación de los estados nacionales en Alemania e Italia y las crisis de los Imperios hacia fines de ese siglo determinaron un escenario de constante conflicto bélico. El nitrato era el insumo clave para la fabricación de explosivos.
Por su parte, los avances en medicina y la creciente urbanización determinaron una fuerte explosión demográfica, volcando a los países a buscar la mejor forma de hacer rendir sus campos para alimentar a una población cada vez más numerosa. El fertilizante de esos años era el salitre.
Al tiempo que se generaban estas extraordinarias condiciones que aseguraban una demanda constante de nitrato, el país salía victorioso de la Guerra del Pacifico. Los grandes yacimientos salitreros de las provincias de Tarapacá y Antofagasta, que ya habían sido explotados por capitales chilenos en la década del 60, tenían además dos importantes ventajas comparativas: primero, grandes depósitos con alto contenido de nitrato; y segundo, una distancia al mar de no más de 80 kilómetros.
El boom del salitre
Chile se transformó en el mayor productor de nitrato del mundo. Entre 1880 y 1930 las exportaciones salitreras constituyeron el área más importante de la economía chilena.
Veamos las características de la industria minera del salitre y su impacto en la economía del siglo XIX:
–Entre 1880 y 1920 la tasa de crecimiento en la producción de salitre se ubica en torno al 6% anual.
–La industria salitrera requería poca tecnología y una gran fuerza laboral. La tasa laboral fluctuó en rangos cercanos a las 30.000 personas.
–Como porcentaje de las exportaciones, los primeros años de explotación significaron un 40% de las exportaciones totales del país, para llegar a constituir un 70% en plena I Guerra Mundial.
–La contribución al PIB fluctuó alrededor del 30% durante el período 1900–1920, mientras que las exportaciones aumentaron desde US$ 6,3 millones en 1880 a US$ 70 millones en 1928.
–En cuanto a los tributos cancelados, estos fluctuaron desde US$ 1 millón en 1880 a más de US$ 20 millones en los primeros años del siglo XX, lo que constituía casi el 50% de los impuestos totales entre 1895 y 1920.
Estas circunstancias económicas van a determinar la aparición de un nuevo tipo de Estado, con una mayor participación en la economía. Mientras en 1880 el gasto del Gobierno, como porcentaje del PIB, representaba una cifra del orden del 5% al 6%, para 1920 llegaba a un 14%, iniciando una fase de constante expansión que no se detendría hasta la década de los ‘80.
Impacto del salitre en el PIB
La contribución al PIB fluctuó alrededor del 30% durante el período 1900–1920, mientras que las exportaciones aumentaron desde US$ 6,3 millones en 1880 a US$ 70 millones en 1928.
El nuevo Estado que emerge contará, por primera vez en la historia, con recursos y divisas en aumento que se trasformarán en un creciente gasto público y mayor bienestar para los chilenos.
Reseñando el impacto social de estos recursos, Patricio Meller en su libro «Un siglo de economía política en Chile» señala que si para 1860 había 18.000 estudiantes en las escuelas básicas y 2.200 en las escuelas medias del sistema público, hacia 1900 la cifra llegaba a 157.000 y 12.600 respectivamente, para instalarse, en 1920, en 346.000 y 49.00010.
Producto de la actividad minera, para 1920 el 44% de las inversiones necesarias para “achicar” el país provenían del salitre, mediante la ampliación de la cobertura de ferrocarriles que pasan desde 1.106 kilómetros de vías en 1890 a 4.579 kilómetros en 1920.
Pese a estas cifras, se instaló en Chile la idea de la “oportunidad pérdida” con el boom del salitre. Sin embargo, las nuevas corrientes historiográficas y el análisis de las variables económicas de esos años, tienden a situar el “error” fuera del esquema de la minería y se le ubica más bien en las políticas fiscales implementadas por las autoridades de la época.
Al mismo tiempo que crecía el gasto fiscal, se sustituían impuestos con cargo a los ingresos de la tributación del salitre. Se eliminaron impuestos como la alcabala, que gravaba a la maquinaria agrícola y a la renta, por montos cercanos a los US$ 815 millones en 50 años.
Estamos, pues, en presencia de una estructura fiscal que incubaría serios problemas potenciales: por un lado, gasto fiscal creciente y rígido, ya que gran parte de las necesidades las debía asumir el Estado, generando aumento del empleo público; y, por otro, una estructura tributaria que dependía fundamentalmente de un solo ítem, expuesto además a fluctuaciones externas.
Si para 1860 había 18.000 estudiantes en las escuelas básicas y 2.200 en las escuelas medias del sistema público, hacia 1900 la cifra llegaba a 157.000 y 12.600 respectivamente, para instalarse, en 1920, en 346.000 y 49.000.
Las cifras macroeconómicas de la época muestran cómo el Estado chileno retuvo una parte importante de los excedentes generados por el salitre y que éste fue utilizado para financiar infraestructura social y física.
En cifras actualizadas, el aporte del salitre a la economía chilena entre 1880–1930 fue el siguiente:
– Incremento en la riqueza de Chile en US$ 3.500 millones.
– Impuestos recaudados iguales a 1/3 de todas las exportaciones del salitre.
– 27,6% de aumento de la renta per cápita.
– Inversión en obras públicas, industria, agricultura y ferrocarriles por US$ 1.106 millones.
– Reducción de impuestos de US$ 815 millones.
El auge de las exportaciones salitreras dio un fuerte impulso al sector externo chileno, transformándolo en el motor del crecimiento y generando dos cambios estructurales fundamentales en la economía chilena: primero, los inversionistas extranjeros llegaron a ser agentes importantes, principalmente en el sector minero exportador; segundo, a pesar del laissez–faire predominante, el gobierno comenzó a adquirir un papel cada vez más protagónico en la economía debido a los grandes ingresos tributarios generados por las exportaciones salitreras.
Fuente: Consejo Minero