Entre los dos últimos censos, la Región Metropolitana creció a una tasa promedio anual de 1,42 personas por cada cien habitantes, lo que la ubica entre las cuatro regiones del país con mayor crecimiento, siendo sólo superada por las regiones de Tarapacá (antes de la escisión de Arica y Parinacota), Antofagasta y Coquimbo. La población de la RM al 2002 era de 6.061.185 habitantes.
La densidad poblacional de esta región alcanza a 393,5 habitantes por km², siendo la Provincia de Santiago la más densamente poblada, con 2.275,1 habitantes por km².
En cuanto al crecimiento por comuna, se destaca Quilicura (en la provincia de Santiago), con una tasa de crecimiento promedio anual de 11,24%, seguida de Puente Alto (en la provincia Cordillera) y Maipú (en la provincia de Santiago), con 6,6% y 6,02%, respectivamente. Por el contrario, las comunas con tasa de crecimiento negativo fueron Peñaflor (provincia de Talagante), con -1,77%; Independencia, con -1,72%, y San Joaquín, con -1,55% (ambas en la provincia de Santiago).
Esta región, además, presenta la mayor concentración poblacional del país con 40%, seguida de lejos por la Región del Biobío, con 12,3%, y por la Región de Valparaíso con un participación del 10,2%.
Las cifras del Censo de 2002 también permiten constatar que la población de esta región se concentra en el área urbana, con una participación del 96,9% (5.875.013 habitantes).
En cuanto la composición de la población regional por sexo, esta confirmó el predominio de las mujeres, pero también que ha ido disminuyendo la brecha entre géneros, ya que se registró que 3.123.999 (51,5%) eran mujeres y 2.937.193, hombres (48,4%). De esta manera, el índice de masculinidad regional alcanzó 94,02 hombres por cada 100 mujeres y, en 1992, esta cifra fue de 92,28.
Al comparar las cifras censales de 1992 con las de 2002, en cuanto a estructura por edad, la Región Metropolitana muestra las siguientes situaciones: una disminución de la población de niños (0 a 14 años) de 28,5% al 24,9% y de jóvenes (15 a 29 años) de 27,4% al 24,7%, y, un incremento de la población adulta (de 30 a 59 años) y adulta mayor (de 60 años y más), de 34,4% a 39% y de 9,7% a 11,1%, respectivamente. Así, se concluye que las generaciones jóvenes van siendo progresivamente menos numerosas y que la población regional se encuentra en transición al envejecimiento.
En esta región, solo 191.454 personas (3,2% del total regional) se identifican con algún grupo étnico. Sin embargo, si esta cifra es llevada al ámbito nacional, esta región registra el 27,66% de personas pertenecientes a alguna etnia, ubicándola como la segunda región con mayor número de personas (solo después de la Región de la Araucanía, con 29,46%). La principal etnia que se concentra en la Región Metropolitana es la mapuche con 182.918 personas.
¿Cómo ha crecido Santiago?
Desde que Santiago fue fundada ha tenido un crecimiento sostenido desde las 150 personas que llegaron con Pedro de Valdivia hasta la fecha.
En sus primeros tiempos y hasta los primeros años del siglo XVII, la ciudad tuvo una tasa de crecimiento demográfico relativamente alta, con un 2,68% anual. Posteriormente y hasta fines del siglo XIX, el crecimiento de la población se detuvo en cifras menores al 2% anual.
Sin embargo, a fines del siglo XIX Santiago comienza a crecer en una forma acelerada, con una tasa de un 3% anual, llegando incluso a cifras de 4,24% entre los años 1952 a 1960.
Este gran aumento cuantitativo no sólo se debió al propio crecimiento vegetativo, sino también a un activo incremento de la tasa de inmigración desde las otras regiones e incluso desde el extranjero hacia la capital.
Sin embargo, en las últimas décadas del siglo XX la tasa de crecimiento de la población santiaguina ha decrecido a menos del 2%.
Por otra parte, el crecimiento de la población va acompañado de una expansión territorial de la ciudad y de un aumento de la densidad poblacional. Así, a 50 años de su fundación, en 1591 Santiago ocupaba 218 hectáreas, con una densidad de 6,8 habitantes por km². No obstante, a fines del siglo XVIII, Santiago ya ocupaba 400 hectáreas y la densidad sobrepasaba los 100 habitantes por km².
A principios del siglo XX, la ciudad abarcaba casi 4.000 hectáreas y comenzaba el desarrollo de núcleos satelitales (Puente Alto, San Bernardo y Maipú), los que poco a poco se unieron a Santiago.
Para 1960, el crecimiento de Santiago continuaba desarrollándose en forma acelerada y su expansión física ya alcanzaba unas 20.000 hectáreas. En 1980, la ciudad tenía una extensión cercana a las 45.000 hectáreas y en 1990 llegaba a las 70.000 hectáreas.